Capítulo XIV, Revelación

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Parte IV

Propuesta

Poco a poco Candice se fue tranquilizando, aún escuchaba los sonoros latidos del corazón de Terry, hacía tan pocos minutos que oyó la declaración de Terry: ...te amo; no podía creerlo, no podía creer que en tan poco tiempo él la amara, era ridículamente increíble, lo que quería saber era desde cuándo había sucedido esto. Después de meditarlo por algunos segundos decidió que lo averiguaría después ya que ahora quería disfrutar de los cálidos brazos de Terry, de su protector y del hombre al que quería.

- Candy - la llamó.

- ¡Mh! – respondió sin muchos ánimos, se encontraba tan cómoda y relajada que no quiso ni abrir los ojos.

- ¿Ya estás más tranquila? - preguntó Terry de pronto.

- Sí, gracias; ¿quieres que te regrese tus brazos? – le preguntó soltando una risilla.

- No, en realidad estoy bien así, pero solo necesito acomodarme de otra manera – dijo esto cuando comenzó a moverse y colocarse sentado.

- Lo siento, si quieres podemos sentarnos en el sillón – sugirió la rubia.

- Pues gracias por el ofrecimiento, la verdad es que ya me estaba dando algo de frío – comentó él relajado.

- Bueno, ven levántate y sentémonos por aquí – lo jaló.

- Bueno Candy, oye ¿de verdad que te sientes mejor? – le cuestionó nuevamente.

- Si, en verdad que lo necesitaba – respondió ella tocando el hombro de él con su mentón. Gracias – le agradeció de corazón, sabía que su padre no se iba acercar más que lo necesario y habría querido que nunca lo hiciera.

- De nada – dijo él.

- ¿Es verdad? – preguntó ella.

- ¿Qué cosa? – le respondió con otra pregunta.

- Eso que dijiste...ya sabes – le comentó acerca de lo que le había dicho hace unos minutos.

- Bueno dije muchas cosas, ¿qué es exactamente eso? – volvió a cuestionarle.

- Terry, no me obligarás a decirlo o ¿sí? – sonrió ante la negativa de Terrence.

- Ah pues es que no se a que te refieres, en verdad – le respondió pareciendo ignorar de lo que hablaba.

- ¡Odioso! – lo golpeó en el pecho y se acomodo nuevamente.

- Es cierto Candy, te amo – le declaró una vez más.

- ¿Y? – instó ella cuando lo vio a los ojos.

- Y ¿qué cosa? – sonrió.

- No me vas a preguntar si yo siento lo mismo – exclamó ella retirando la mirada.

- Supongo que me lo dirás cuando estés lista o ¿me equivoco? – respondió él utilizando lo obvio.

- Bueno, sólo necesito conocerte un poco más – declaró la rubia.

- Sí, sabes, me ha dolido verte así, usualmente pareces una chica fuerte y alegre la mayor parte del tiempo – comentó Terrence.

- Bueno, pensé que la tía Elroy iba a ser más sensata, pero por lo visto tendré que ponerla en su lugar gran parte del tiempo, pero...- se interrumpió.

- Pero...- la obligó a terminar la oración.

- Ahora no quiero hablar de ella, podríamos hablar de otra cosa – le pidió de favor.

La Dama del RetratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora