Capítulo XV, Celos

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Los días siguientes a la fiesta fueron los más tranquilos para Candy y Albert que como familia ya se había acostumbrado a su tan esperado renacimiento, Candy preparaba su cumpleaños en Chicago por medio de George que se encontraba en este lugar, las compras se habían planeado con antelación, la suficiente para ponerse de acuerdo en cada pequeño detalle. Terry veía divertido las vueltas de Candy alrededor de la biblioteca, del escritorio a la mesa de servicio, al sillón, merodeando cerca de las ventanas, por todos lados, de pronto distrajo la mirada cuando cierto rubio había llegado hasta el.

- ¿Aburrido?

- Para nada, sólo entretenido, tengo una pregunta, ¿cuándo se cansa? – preguntó él cuando sintió la presencia del rubio.

- Bueno, Candy heredó eso de Joe – reafirmó cuando vio el rostro impresionado de Terry.

- Al parecer la mayoría de las cosas las heredó de su madre – sonriendo cada vez más.

- Afortunadamente, porque si hubiese heredado más cosas de mí, sí que me hubiera preocupado – sonrió poniendo dos de sus dedos debajo del mentón, en son de preocupación.

- ¡Papá ya te oí! – Candy lo reprendió.

- ¡Ah! Creo que me atraparon – soltó una risotada.

- Bueno papá, según George ya tengo todo, sólo faltan las invitaciones y antes que nada la cena en Londres para el Año Nuevo – le recordó a su padre.

- Por cierto, hablando de eso, no te ha dicho nada Terrence – le soltó como si nada pasara.

- ¿De qué? – preguntó Candice extrañada.

- Sí, ¿de qué? – cuestionó Terrence sorprendido.

- De que no va a pasar navidad contigo – dijo sorprendiendo al castaño y mirando como la rubia ponía una cara de desconcierto total.

- No...me había dicho nada – atinó a comentar.

- Albert, creo que podemos hablar de eso después – murmuró Terrence.

- ¿No la vas a pasar aquí? – se obligó a cuestionar, ya que su padre no dejaría pasar la oportunidad de fastidiar a su yerno.

- Este...no, verás... - Terrence no podía dejar de tartamudear.

- No te preocupes, Annie y Patty la pasarán conmigo en casa, así que tú te puedes ir a dónde sea que vayas – dijo apuntó de salir de la biblioteca.

- Pero Candy...deja que te explique – pidió él.

- Me saludas a Georgianna – se deshizo de su abrazo y comenzó a caminar a la puerta de la biblioteca.

- Un momento, no la voy a pasar con ella – alzó la voz.

- Pero es con una mujer, supongo – reiteró el ataque.

- Bueno sí...pero no es lo que estás pensando – recalcó la última palabra.

- Entonces no te preocupes los chicos y yo nos la pasaremos muy bien, ahora si me disculpas – dijo enojada ella y se acercó a él para despedirse con un beso en la mejilla.

- Bueno creo que ésta es una peleíta de enamorados, así que yo me retiro – les dijo a ambos, sonriendo.

- Alto ahí Candice. Mi madre...- comenzó a decir.

- Aunque le pongas nombre no voy a cambiar de opinión – dijo ella volteándose.

- No Candice, no entiendes, es con mi madre que voy a pasar la navidad – terminó confesando, volteando y poniendo los brazos en jarras.

La Dama del RetratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora