Capítulo XX, Propuesta

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Parte II

Compromiso de amor

Candy y Terry estaban tan ocupados besándose que ni cuenta se dieron que Albert, Eleonor, los chicos y los camarógrafos ya se encontraban ahí, observándolos.

- ¡Ejem! Chicos aquí estamos – interrumpió Albert.

- ¡Papaaaá! – escondió el rostro ruborizado en los brazos de su novio.

- Ay Candy si media nación ya te vio – informó el rubio a su hija.

- ¡No es cierto papá! – saltó de su lugar hacia el pasto donde estaba su padre.

- No hija mía, pero te daré una sorpresa para cuando lleguemos a Nueva York – comentó él.

- ¿Me va a gustar? – alzó la ceja.

- Digamos que causaras envidias – le susurró al oído.

- ¡Candy, Candy, te vas a casar, no estás feliz! – la apretó de los hombros una sonriente Annie.

- Sí Annie perteneceré al gremio de las casadas, ¡increíble no! - exclama Candy.

- Sí claro, aunque nunca me imaginé que Terry fuera tan romántico. ¡Felicidades Terry, un voto por ti!

- Annie no digas eso, además ya no tenemos cinco años - refiere Candice, haciendo sonreír a la rubia.

- Bueno pero él no lo sabe, así que... - pero para Annie si era divertido.

- Sí Candy, un voto por Terry - proclama Patty.

- ¡Patty...! - reprende la rubia a su castaña amiga.

- ¿Qué es eso de un voto por mí? - le pregunta Terry curioso a su esposa.

- Este... no te lo podemos decir ahora, quizás luego - intentan explicar las tres chicas..

- Candy, ven vamos, tenemos que cambiarte de ropa, la fiesta de compromiso será esta noche y aun hay mucho que arreglar, es decir que me llevo a Terry y tu vas con tus amigas, chicas las veo luego – se despidió Eleonor llevándose de una oreja a Terry.

- Sí señora Eleonor, la veremos en la sala de té - las chicas se despiden de Terry.

Mientras todos se reorganizaban, Albert y la familia se mudaban de ropa, los hombres de los globos fueron invitados a la pedida de mano, era singular la emoción que emanaba en la Villa Andley, la mayor amiga de Annie y Patty se comprometía en matrimonio esa noche, la mejor prima hasta ese momento de Archie y Stear cumplía su destino esa noche y la mejor hija que Dios pudo haberle dado se comprometía a la joven edad de veinte años y seria mujer el día de su cumpleaños número veintiuno.

Mientras los demás pensaban en lo que esa noche depararía los novios seguían ensimismados en las emociones que esa noticia, Candy no podía dejar de sentirse amada y el haber aceptado los sentimientos hacia Terry la hacía inmensamente feliz; por otro lado, Terry sabía que era todo para ella y al mismo tiempo que debería de saber lo que era mejor para los dos, algo haría con el parlamento pero no dejaría a Candy ni un solo momento y mucho menos sola en América, hablaría con el rey o algo se le ocurriría pero no accedería a dejarla libre ningún momento. En esto se encontraban ambos cuando los dos sin darse cuenta eran sorprendidos por sus respectivos ayudantes.

- ¿Terry estás listo? – le preguntó Eleonor.

- Si madre y Candy – le preguntó sin dejar de pensar en ella.

- Ya esta esperándote en la escalera – le informó mirándolo por el espejo.

- Bueno madre te dejo, voy a ver a Candy – le avisó.

La Dama del RetratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora