Capítulo XXXIX, ¿Dos por uno?

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Epílogo

- Lady Grandchester, que bueno que llegó – Lucy su nueva mucama la ayudó a quitarse la gabardina.

- Hola Lucy, qué cansada estoy, ya quiero salir de este problema – se volteó a verla y sonriéndole le señalaba el enorme vientre que ya contaba con casi ocho meses.

- ¿Cuál problema mi amor? – cuestionó Terry que venía entrando.

- Terry...tu hija da mucha lata – se quejó la rubia con un puchero.

- Bueno mi amor, dijiste casi lo mismo con William – le recordó haciendo que Candy redujera los ojos un poco puesto que no recordaba eso.

- No es cierto, temo recordarte que el que dijo eso eras tú, además te recuerdo que no quiero que te pongas celoso cuando amamante a tu hija – le advirtió volteándose para recoger su bolso y la gabardina.

- ¿Celoso? ¿Qué es eso? Nunca me he puesto celoso cuando le diste de comer a William – le recalcó.

- Ajá si claro, ni quien te crea Terry – le soltó dejándolo ahí.

- Bueno, no eran celos, solo que cada vez que lo hacías te sonreía...si eso es, esa sonrisa no me la dedica a mí – instó sabiamente.

- Que mentiroso eres Terry, Dios te va a castigar – lo acusó.

- Pero ¿por qué Candy? Sólo que no es del todo cierto eso que dices – se sonrió ante esa aseveración.

- Sí claro, ahora si me permites me voy a mi recámara, donde espero que me dejes descansar, Lucy ¿me acompañas? – llamó a Lucy quien de inmediato le dio la vuelta a Terry y salió corriendo hacia donde Candy ya se había perdido.

- Si Lady Grandchester – respondió ella corriendo lo más rápido posible.

- Candy, Lucy, sólo llámame Candy – repitió nuevamente.

- Si La...Candy – se interrumpió.

- ¿Quieres que te ayude mi amor? – se interpuso en su camino.

- No, quiero estar sola y descansar, ahora si me permites – lo hizo a un lado.

- Pero mi amor...creo que se enojó – susurró ella.

- Más bien la has hecho enojar hijo – le recriminó Eleonor.

- Hola Eleonor, pues lo que dice no es cierto – se ríe alegremente, haciendo caso omiso a las acusaciones.

- De verdad hijo mío, Jeremy ¿qué haces? – le cuestiona Eleonor viendo como el pequeño jala un mechón del cabello de Terry.

- Nada verdad hermanito, deberías estar tomando tu siesta como William – le acaricio la mejilla al pequeño haciendo que suspirara.

- Pues eso no se va a poder Terry, William está de lo más divertido con Albert y Candy tiene razón – responde su madre.

- En ¿qué cosa? – se queja amargamente.

- Que te ponías celoso porque le daba de comer a William – lo retó enérgicamente.

- Sí, lo sé madre, pero no puedo evitarlo – responde cabizbajo.

- Entonces ¿por qué la haces enojar? Un día de estos te va a dar un buen susto – le advirtió.

- No lo creo, es mas voy a verla y te digo después en que concluyó todo – se salió rápidamente del regaño de su madre y se encaminó hacia la habitación de su esposa.

- Sí claro, suerte Terry – alzó la mano saludándole.

- ¿Qué pasa mi amor? – cuestiona Albert abrazándola con delicadeza.

La Dama del RetratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora