Fear to love [+18]

Capitulo 33

Alexander

Ha pasado una semana desde que mi esposa se fue. Maldición. Parece una eternidad. La extraño. Echo de menos todo de ella. No la llamo ni a Luca. Lo mejor es que no lo hago, podrían rastrear su ubicación.

Reviso mi celular, tiene diez llamadas perdidas de Luca. Entro a mi despacho y le devuelvo la llamada.

-Te he estado llamando, imbécil -espeta. Se escucha molesto-. Acabo de aterrizar. Te veo en tu casa.

No espero respuesta. Termina la llamada.

-¿Qué pasa? -pregunta Andrey, sentado frente al escritorio, con Anthony a su lado.

-Espero que no sea nada -murmuro, llamando a Alessandro, quien contesta al primer timbre.

-Luca viene en camino. Te quiero aquí.

-Estaré allí.

Termino la llamada.

Veinte minutos después, Luca y Alice entran por la puerta. Alessandro llega detrás de ellos.

-¿Qué pasa? -pregunto. Un mal presentimiento me golpea en el pecho.

Miro a Alice, cuyos ojos están hinchados y rojos.

-¿Qué sucedió? -Russo me mira y sacude la cabeza. Siento que estoy perdiendo el control.

-Alguien se la llevó -contesta con un hilo de voz.

Un nudo se forma en mi garganta y una punzada atraviesa mi pecho, como si una bala me hubiera impactado. Mi mente se nubla, el suelo parece moverse bajo mis pies y mi respiración se detiene por un instante. Un dolor agudo recorre cada músculo de mi cuerpo, quemándome desde adentro.

-Lo siento -le tiembla la voz-, tuve que irme y...

-¡La dejaste! -La ira se apodera de mí-. ¿Cómo te atreviste a abandonarla?

-¡No, yo...!

Lo sujeto bruscamente por el cuello y lo arrojo al suelo con furia; Alice retrocede asustada y, en un instante, me encuentro encima de él, descargando mi rabia a golpes. Siento como si estuviera ardiendo por dentro.

Me apartan y vuelvo en mí, con los dedos entumecidos por la intensidad con la que apretaba mis puños.

-¡No tiene la culpa! -Alessandro interviene.

-¡No quería esto! -Russo solloza en el suelo, cubriéndose el rostro-. ¡No lo quería, lo juro!

El dolor me comprime y me aplasta. Siento un peso abrumador en el pecho, como si mil rocas cayeran sobre mí. Tengo tantas emociones atascadas que no sé adónde ir o qué hacer. Mis ojos arden, la garganta me quema y siento un nudo en las venas que amenaza con estrangularme.

Me libero del agarre de Alessandro pasándome las manos por el cabello.

Tengo que pensar, idear, actuar... No puedo abandonarla, debo encontrarla.

¥

Estoy devastado y desesperado, han pasado tres días y no he logrado encontrar ninguna pista útil. El insomnio me consume a tal punto que no puedo descansar. Los capturados no están siendo de ayuda y la información que me han proporcionado es inútil. Ella sigue secuestrada por los Yakuza... Cada vez que recuerdo esa situación, siento que me estoy consumiendo por dentro. Taoka y Camilo son expertos en esconderse, esa es una de sus fortalezas. Taoka tiene una gran influencia en Japón, lo que hace que las autoridades lo protejan y oculten.

-No hemos tenido ninguna novedad nueva -concluye Duka frente a mi escritorio-, hemos buscado en todos los rincones y no hemos encontrado ni una pista. No hay rastro alguno de los Yakuza.