Alexander
Nunca imaginé que sería posible amar tanto a un pequeño ser humano. Sin embargo, mientras sostengo a mi hija en mis brazos, es lo más cercano al cielo que jamás he sentido. Le doy un biberón a Hope y los suaves ruidos que hace mientras la alimento, sus ojos abiertos y confiados en mí, me llenan el pecho de una felicidad indescriptible.
Hope es una bebé tranquila, que solo se despierta dos veces por la noche. Siempre me levanto para calmarla, a veces para darle de comer, y la abrazo hasta que vuelve a dormirse. Las primeras veces, Khristeen se negaba a que lo hiciera, pero finalmente veía la lógica en que yo lo hiciera, ya que ella se encarga de Viktor.
Dejo el biberón sobre la mesa, mientras mantengo a Hope presionada contra mi pecho, dándole palmaditas en la espalda para que eructe, me doy cuenta de que este momento es uno de los más felices de mi vida.
El llanto de Viktor se intensifica a medida que se agita en la cuna. Khristeen todavía está en la ducha, así que me toca a mí calmar a nuestro hijo. El pequeño continúa llorando, su cara arrugada en un puchero, sus brazos y piernas sacudiéndose. Verlo así me parte el corazón, odio ver a mis hijos sufrir.
Mientras intento calmarlo, Hope arruga su carita. Con delicadeza, extiendo un brazo hacia la cuna, deslizando mi mano cuidadosamente bajo Viktor, y lo alzo para sacarlo. Es tan pequeño entre mis palmas, pero siento su fuerza en su llanto.
-Shhh, pequeño. Todo está bien. -le susurro a Viktor mientras lo sostengo en un brazo, mientras Hope sigue tranquila en el otro. Poco a poco, se calma, parpadeando y abriendo los ojos.
Viktor tiene mi cabello rubio y ojos azules, lo que lo hace parecerse más a mí que a Khristeen. Aunque siempre había imaginado a nuestros hijos con los rasgos de su madre, Viktor es pura perfección, igual que su hermana.
Khristeen sale del baño, envuelta en su pequeño camisón de seda, su vientre apenas visible después de haber dado a luz hace casi dos semanas. Nunca lo admitiría, pero el parto me aterrorizó. Cuando Alice me dijo que la llevarían al hospital, el pánico ante la posible pérdida del bebé, y tal vez de Khristeen, casi me destrozó. Pero ahora, con nuestros dos hijos sanos y felices, me siento increíblemente feliz.
-No volverá a pasar... -asegura Khristeen mientras toma a Viktor de mis brazos.
-Debo ayudarte con nuestros hijos.
Ella me da esa sonrisa que tanto amo, y nunca la he visto más feliz que en este momento mientras me observa. Envuelvo mi brazo libre alrededor de ella, atrayéndola hacia mi costado.
-Te amo, malysh -digo.
Ella sonríe y me besa.
-Te amo, mi amor.
¥
Tardo treinta minutos en llegar a la mansión de Maxim. No hemos hablado en un mes. El idiota le dio a Vanessa una muerte rápida y eso es algo que nunca le perdonaré. Cuando llego a la casa, estaciono junto al Mercedes Benz. Lo reconozco al instante, es el coche de Corrina.
Entro a la casa y me dirijo directamente hacia el despacho. Massimo me saluda con un gesto de cabeza.
-Alexander -dice en un tono formal.
-A lo que vinimos -respondo con voz fría.
Mariya y Corinna entran al despacho.
-Hola, Alex -saluda Corinna con una sonrisa nerviosa. Hace meses que no la veo.
-Hola.
-¿Cómo estás? -pregunta Mariya con preocupación.
-Bien -respondo brevemente.
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Fear to love [+18]
AléatoireAlexander Nikolaev no es solo un capo de la Cosa Nostra; es un hombre implacable, moldeado por la crueldad del mundo que lo rodea. Para consolidar su poder y evitar una guerra que podría destruirlo todo, Alexander accede a un matrimonio estratégico...