Fear to love [+18]

Capitulo 35

Alexander

Cuando entro en la habitación, veo a Khristeen llorando y temblando en la cama. Me acerco a ella, sin saber muy bien qué hacer, y pongo una mano torpemente en su hombro.

-¿Qué pasa, malysh? ¿Estás bien?

Ella solloza y me mira a los ojos, sus lágrimas cayendo sin cesar.

-Me duele tanto... -dice con la voz entrecortada-. No puedo soportar esta sensación de vacío.

Me quedo en silencio por un momento, sin saber cómo responder.

-Lo siento. Pero necesitamos ser fuertes por el otro bebé. Necesita que estés tranquila y saludable.

Ella asiente levemente, pero el dolor en sus ojos no disminuye.

-Siento como si hubiera fallado. No pude protegerlo.

No sé qué decir a eso. Las palabras no vienen fácilmente.

-Hiciste todo lo que pudiste -digo, aunque suena vacío incluso para mis propios oídos.

Ella me mira con desesperación.

-¿Cómo puedes estar tan calmado? ¡Nuestro bebé se ha ido!

Aparto la mirada, incómodo.

-No sé qué decirte, Khristeen. No soy bueno con estas cosas.

Ella se limpia las lágrimas con el dorso de la mano, frustrada.

-Solo quiero que me digas que todo estará bien, que esto no es mi culpa.

Suspiro, sintiéndome incapaz de ofrecer el consuelo que ella necesita.

-Claro, todo estará bien. No es tu culpa -respondo, sabiendo que mis palabras suenan mecánicas.

Llamo al médico y le pido que le suministre un calmante. Sé que es crucial mantenerla serena y relajada durante este tiempo, especialmente por el bienestar del bebé que aún lleva en su vientre.

Después de unos minutos, el médico llega y le administra un calmante. Poco a poco, Khristeen se va calmando y finalmente se queda dormida. Me quedo a su lado, observándola dormir, sintiéndome impotente y culpable.

Me quedé a su lado hasta que amaneció, asegurándome de que estuviera tranquila. Cuando finalmente despertó, la abracé con fuerza.

-Ya no aguanto este dolor, Alexander -sollozó-. No lo puedo soportar. No quiero.

-Tienes que ser fuerte. Tienes que serlo por nuestro bebé.

-No puedo -Khristeen se aferró a mí, llorando con fuerza. La abracé con más fuerza, sintiendo su dolor y sufrimiento. Sabía que no podía hacer que su dolor desapareciera.

Khristeen sollozó por un rato más, pero poco a poco se fue calmando.

-Sé que es difícil, pero tienes que encontrar la fuerza para seguir adelante.

Ella levantó la cabeza y me miró a los ojos, sus lágrimas brillando.

-No sé si puedo, Alexander. No sé si puedo hacerlo -susurró, su voz quebrándose.

-Lo sé, malysh. Pero no estás sola. Estoy aquí contigo. Siempre estaré aquí contigo.

El médico le suministró otro medicamento que la hizo dormir. Comprendí que Khristeen necesitaba descansar, así que la dejé dormir y me acerqué al médico para hablar con él.

-¿Cómo está ella, doctor? -pregunté, preocupado.

El médico me miró con compasión antes de responder.