🦎 Capítulo 61

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—Creo que comprendo más o menos —murmura Eco, ceñuda, sin levantar la mirada mientras observa sus manos—. Edward encontró a lo que para los vampiros es el banco de sangre natural, pero no me gusta la evidente atención que has levantado hacia ella por tu actuar maleducado al enterarte. Hasta Rosalie o Jasper hubieran hecho todo lo posible por simular que solo respiran, pero tú no tienes esa habilidad.

Al mencionar a Rosalie, ella da un paso adelante, pero no para pelear, sino para expresar:

—Has sido un imbécil. En vez de comportarte como el hermano mayor que eres, te comportaste como un escuálido incapaz de resistir la tentación. Sí, sé que lo mismo me ha pasado, pero admito que siempre me mantuve lejos de la vista humana, valorando la seguridad que Carlisle logra a través del disimulo —comenta seria la rubia. «Lograste que la humana mirara más a Eco. Ahora eres tú quien está empeorando todo», piensa Rosalie.

Eco juega con sus dedos, incómoda con la atención que su cuervo está prestando a otra chica. No le gusta la sensación creciente en su pecho ni la amenaza que percibe.

Cuando decide salir a caminar, Alice la toma de la mano, preocupada al no ver ninguna visión futura clara. Su compañera camaleónica muestra perturbación en su rostro.

—No te vayas... No tan lejos. Nos lastima —susurra suplicante.

—Necesito pensar. Tranquilizarme y luego volveré para encontrar una solución juntos. Mientras tanto, vayan a cazar y no se atrevan a irse sin despedirse, si es que van a ser cobardes —advierte Eco, con una mecha roja surcando su cabello negro, mostrando su enojo.

Jasper intenta acompañarla, pero la mirada letal de Eco le indica que debe quedarse. Edward se siente dolido por no poder escuchar los pensamientos de su compañera.

—¿Pero a dónde irás, hija? —pregunta Esme, preocupada.

—Iré con Sam. Volveré para la cena a más tardar, y si no, para el desayuno —comunica Eco mientras se dirige a la puerta y se desvanece en el entorno, camuflándose.

El Clan Olímpico queda impresionado por la falta de reproches y berrinches de Eco, esperando que, al volver, al menos libere algo de sus emociones con ellos. Si no comparte lo que piensa, retrocederán en las sesiones con Maggie.

—Ya no la huelo. Ha llegado sana con el chucho —suspira Alice, apretándose el pecho, dolida por la escasez de emociones conflictivas de Eco. Desea poder ver si sus visiones eran acertadas.

—Acepto que tienen razón, pero es la primera vez que me encuentro con una Tua Cantante. Para cada uno de ustedes fue más sencillo de lidiar, pero no sé cómo hacerlo yo —contesta Edward, afligido.

—Para empezar, intenta disimular. Segundo, no la lastimes. No a nuestra compañera. He detectado celos, y sabes que si le duele a Eco... nos dolerá a todos. No es conveniente exponer nuestra raza a una humana curiosa —expresa Jasper con seriedad—. Cuando vuelva, habla con sinceridad con ella.

Sin más, Jasper sale a cazar, agarrando la mano de su compañera.

—Creo que deberíamos comenzar otra sesión con la doc. No podremos sobrellevar esto sin ayuda. Además... quiero empezar de nuevo desde cero —expresa Rosalie, nerviosa.

—¿Con empezar desde cero te refieres a...? —pregunta Emmett, ilusionado.

—Quiero intentar solucionar la incomodidad que siento hacia la humana en relación a Eco —explica Rosalie, sin admitir del todo que también quiere acercarse a ella. Está preocupada por la reacción de Eco hacia la humana y desea entenderla por sí misma, sin la ayuda de Jasper o Edward.

Edward, incrédulo, no puede apartar la vista de Rosalie, pero de algún modo, eso le brinda un poco de alivio.

Ahora solo queda arreglar su estupidez en el ámbito social.

CAMUFLAJE (Cullen) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora