CAPÍTULO 104 (+18)

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Los ojos de Gu Qing Pei se abrieron, inconscientemente miró hacia el conductor. El conductor ni siquiera miró hacia su lado, permaneciendo inusualmente calmado.

Yuan Yang le agarró la barbilla, —Realmente quiero ver si todavía puedes decir todas estas palabras ofensivas cuando tu boca solo puede gritar—.

Gu Qing Pei apretó los dientes, —¿Qué fue lo que dije qué está mal?—

—No hay nada de malo en lo que dijiste. Sí, tenías razón, soy yo, Yuan Yang, quien insistió en involucrarme contigo. Incluso mis padres no pueden controlarme. ¿Estás contento? Gu Qing Pei, siempre has estado satisfecho contigo mismo, ¿verdad?—

Gu Qing Pei espetó con frialdad —¿Cómo puedo estar complacido conmigo mismo? Las cosas que tu familia Yuan me hizo son suficientes para que los odie de por vida. ¿De verdad crees que alguien apreciará tus acciones?—

—No importa si lo aprecias o no, no deberías haber dicho esas palabras frente a mis padres—. Yuan Yang tenía la intención de dejar que sus padres vieran que, aunque su relación con Gu Qing Pei se había roto, todavía no podían separarse. Lo que no esperaba era que Gu Qing Pei, que por lo general hablaba con tanta elocuencia y un poco de temor a su padre, en realidad pronunciaría palabras tan provocativas. Esto hizo que uno de los propósitos de Yuan Yang de llevar a Gu Qing Pei a este evento fuera un completo fracaso.

No podía evitar enfurecerse, especialmente pensando en Gu Qing Pei hablando de las cosas entre ellos usando un tono tan burlón. Estaba enojado hasta el punto de temblar de rabia, con ganas de morder a Gu Qing Pei hasta matarlo.

Gu Qing Pei era plenamente consciente de que la personalidad de Yuan Yang no se podía provocar, pero no había forma de que pudiera mantener la calma. Podía verlo muy claramente y había estado concediendo cada paso del camino, pero, aun así, no pudo frenar la arrogancia de Yuan Yang. La tormenta que se avecinaba en los ojos de Yuan Yang todavía lo asustaba.

Cuando Yuan Yang arrastró a Gu Qing Pei a la casa y lo empujó hacia el sofá, Gu Qing Pei no tuvo dudas de que Yuan Yang realmente llevaría a cabo sus intenciones.

Las llamas furiosas en los ojos de Yuan Yang continuaron parpadeando y ardiendo cada vez más con un rastro de fuego amenazante en su expresión.

Gu Qing Pei gritó —¡Yuan Yang, deja de ser un idiota!—

Yuan Yang se quitó la corbata y la usó para atar salvajemente las manos de Gu Qing Pei sobre su cabeza. Presionando firmemente el cuerpo de Gu Qing Pei, bajó la cabeza y besó vigorosamente sus labios.

Gu Qing Pei trató desesperadamente de usar sus piernas para patear la pantorrilla de Yuan Yang varias veces, pero debido al mal ángulo, no pudo poner la fuerza suficiente. La mano de Yuan Yang se extendió y agarró con maldad al bebé de Gu Qing Pei. Gu Qing Pei ahogó su grito, sus piernas se debilitaron de inmediato.

Yuan Yang agarró su barbilla, obligándolo a abrir la boca y empujó agresivamente su lengua dentro de la boca de Gu Qing Pei, barriendo cada centímetro de su cavidad bucal. Su otra mano bajó a los pantalones de Gu Qing Pei para bajar la cremallera, sus dedos se metieron en su ropa interior y comenzaron a amasar tentadoramente sus suaves bolas.

El beso fue tan intenso que Gu Qing Pei se quedó sin aliento. Indistintamente, reprendió —Yuan Yang, bastardo, además de usar la fuerza, ¿Qué más puedes hacer?—

Yuan Yang instantáneamente rasgó su camisa, —Puedo hacer que voluntariamente levantes tu trasero y lo empujes encima de mí—.

—Hmmmhhhhahhhh...— Gu Qing Pei dio un grito ahogado cuando vio a Yuan Yang llevarse el pezón a la boca.

AMADO ENEMIGO - BELOVED ENEMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora