AMADO ENEMIGO - BELOVED ENEMY

CAPÍTULO 54

Al mediodía del día siguiente, Gu Qing Pei quería preguntar cómo estaba Yuan Yang, pero realmente no podía llamar directamente a Yuan Yang, por lo que solo podía llamar al Gerente Zhang para comprender la condición de Yuan Yang.

El gerente Zhang y Wang Jin obviamente no sabían que Yuan Yang había regresado en el medio de la noche y luego, después de quedarse menos de veinte minutos, condujo allí nuevamente. Entonces, el gerente Zhang solo podía decir que el estado mental de Yuan Yang no era muy bueno.

Gu Qing Pei tenía algunos temores al pensar en eso. Las condiciones de la carretera allí no son buenas, con más de cuarenta minutos de conducción en carreteras estrechas y oscuras con curvas. El brazo de Yuan Yang aún no se había recuperado, afortunadamente no pasó nada.

Realmente no debería haber dejado que Yuan Yang se fuera ayer. Si algo realmente hubiera sucedido... Gu Qing Pei no se atrevió a pensar en eso, solo puede decirse a sí mismo que no permita absolutamente que Yuan Yang conduzca cuando regrese.

Yuan Yang regresó en la tarde del día siguiente.

Fue solo cuando Gu Qing Pei se dirigía a una reunión con su computadora portátil que vio a Yuan Yang aparentemente perdido en sus pensamientos, sentado en su escritorio.

Ni siquiera sabía cuándo regresó Yuan Yang.

Al escuchar el sonido de la puerta abriéndose, Yuan Yang se volvió para mirarlo. Los círculos oscuros en sus ojos son pesados; sus ojos están rojos con su cara luciendo exhausta. Se veía muy mal.

Gu Qing Pei lo miró y dijo con calma —Has vuelto. El gerente Zhang ya me informó que todo salió bien—.

Yuan Yang lo miró con frialdad, —No descuidé a Wang Jin, ¿estás satisfecho?—

—Bastante satisfecho—, asintió Gu Qing Pei, —Informa los gastos de viaje lo antes posible—. Dio media vuelta y se dirigió a su reunión.

Yuan Yang se apoyó en el escritorio, mirando la espalda de Gu Qing Pei hasta que dobló la esquina y desapareció.

Después del trabajo por la tarde, Gu Qing Pei empacó sus cosas y planeó irse a casa.

Yuan Yang se paró frente a su escritorio y llamó —Mi papá te pidió que fueras a mi casa a recoger el auto hoy—.

Gu Qing Pei había estado tan ocupado que casi se había olvidado de este asunto. Él miró fijamente, —¿Hoy?— Miró por las ventanas, —Escuché que va a llover mucho, vamos otro día, ¿de acuerdo?—

Yuan Yang respondió con impaciencia —Ya lo dijo hoy, así que es hoy, soy demasiado perezoso para llamarlo y explicarlo—.

Gu Qing Pei respondió impotente —Bien—.

Los dos bajaron al estacionamiento subterráneo. Yuan Yang abrió la puerta del automóvil con la intención de sentarse en el asiento del conductor.

Gu Qing Pei inmediatamente lo agarró, —Yo conduciré—.

Yuan Yang expresó sarcásticamente —¿Cómo puedo molestar al director Gu para que conduzca por mí?—

Gu Qing Pei frunció el ceño, —Tus heridas no han sanado y tienes otras nuevas. Lo hago por el bien de nuestra seguridad. Yo manejare.—

Quería empujar a Yuan Yang a un lado, pero Yuan Yang se agarró a la puerta del auto y se negó a soltarlo. Después de algunos tirones, la ira de Yuan Yang aumentó. Instantáneamente agarró el cuello de Gu Qing Pei y lo empujó hacia el auto.

Gu Qing Pei lo miró con la respiración inestable.

Los rostros de las dos personas estaban extremadamente cerca, tan cerca que podían sentir el calor que brotaba del rostro del otro.