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Hace unos 8 minutos que llegamos a la mansión. Yoshi y yo esperábamos en el despacho de Alexei. Desde que entramos empecé a notar que Yoshi estaba bastante inquieto.

—Tranquilo, parece que te estás preparando para tu último día—Le dije, tratando de calmarlo.

—No entiendo cómo puedes estar tranquila después de lo sucedido—Respondió Yoshi, nerviosamente tronándose los dedos.

Realmente, ni yo misma entendía cómo podía mantener la calma. Dejé de prestarle atención cuando Alexei entró por la puerta y se acercó a nosotros. No estaba claro en qué estado de ánimo se encontraba, pero definitivamente no parecía contento.

Nos observó seriamente cuando estuvo frente a nosotros, hizo un suspiro profundo y comenzó a hablar.

—A ver si logro entenderlos—Dijo dando un paso atrás—Los envié para obtener información sobre Román y lo que descubro es que tú—se volvió hacia Yoshi—no contestas mis llamadas cuando te llamo aún sabiendo que deberías de hacerlo, y tú—Esta vez se dirigió a mí—Parece que te la pasaste muy bien en aquel escenario—Sus últimas palabras estaban teñidas de rabia, y la vergüenza me invadió en ese momento.

Yoshi intentó disculparse, pero Alexei lo interrumpió.

—No, no se disculpen. Parece que no pueden cumplir con algo tan simple como lo que les encomendé—Expresó con evidente molestia.

Estaba claro que Alexei estaba enfadado y con razón. Afortunadamente, no mencionó despedirnos. Pude respirar un poco más tranquila.

—No los echaré, al menos eso puedo prometerles—Dijo Alexei—Después de todo, podrían ser útiles en otros aspectos.

—Muchas gracias señor—Agradeció Yoshi.

—Si, no volverá a pasar—Prometí.

—Eso espero—Dijo mientras me miraba directamente a mí, aveces me intimidaba un poco su mirada sobre mi.

Tenía una mirada muy penetrante más con aquellos ojos azules que cada ves que los veías , te podías perder en ellos. Era muy guapo, no lo podía negar, pero no me podía involucrar con él ni nadie de su familia.

—Ahora vayámonos, tenemos a un amiguito en el sótano al que tenemos que sacarle un poco de información—Lo dijo con una sonrisa maliciosa en su rostro.

Salimos del despacho de Alexei y lo seguimos por los  pasillos de la mansión. A pesar de la incomodidad de la situación, no podía evitar admirar la majestuosidad de la mansión. Las paredes estaban adornadas con arte y muebles lujosos, las lámparas de cristal arrojaban destellos de luz por doquier.

Convertida en Mafiosa #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora