••••••••••Sin más, seguí mi camino y entré al salón. Ya era tarde, estaba comenzando a aburrirme, así que decidí que era hora de volver a casa. Observé el salón lleno de gente, conversando animadamente.
A lo lejos, vi a mi padre hablando con unos amigos suyos. Me acerqué hasta él, aprovechando una pausa en la conversación.
—Hola, papá. Ya se está haciendo tarde. Creo que mejor me voy para casa —Dije con una sonrisa.
—Oh, claro, mi niña. ¿Quieres que le diga a Teo que te lleve? —Me preguntó, a lo que yo asentí.
Él llamó a Teo, quien se acercó rápidamente. Mi padre le indicó que me llevara a casa y Teo asintió con seriedad, siempre profesional en su trabajo. Nos encaminamos juntos hacia la puerta para salir de la casa. Al llegar al coche, Teo me abrió la puerta trasera con un gesto cortés.
De repente, sentí esa incómoda sensación de ser observada. Giré rápidamente la cabeza para ver si había alguien, pero no vi a nadie. Las sombras del jardín se alargaban con la luz de las farolas, creando un ambiente algo inquietante.
—¿Le pasa algo, señorita? —Me preguntó Teo, notando mi inquietud.
—No, no pasa nada —Respondí, negando con la cabeza y tratando de disimular mi incomodidad mientras me subía al coche.
Teo cerró la puerta y rodeó el vehículo para subirse al asiento del conductor. El motor del coche rugió suavemente y comenzamos el viaje de vuelta a mi apartamento. Durante el trayecto, no podía dejar de pensar en esa extraña sensación que había tenido. ¿Había sido real o solo mi imaginación jugando conmigo?
Mientras avanzábamos por las calles iluminadas de la ciudad, mis pensamientos vagaban de un tema a otro. Pensé en Anna, esperando que estuviera mejor después de la decepción con el chico. Tal vez podría sugerirle que saliéramos a hacer algo divertido el fin de semana, para distraerla un poco y levantarle el ánimo.
El coche se detuvo finalmente frente a mi edificio. Teo bajó y me abrió la puerta.
—Gracias, Teo. Buenas noches —Le dije con una sonrisa.
—Buenas noches, señorita Dayla. Cuídese —Respondió él, devolviéndome la sonrisa.
Subí las escaleras hasta el apartamento, sintiendo el cansancio del día. Al entrar, encontré a Anna en el sofá, con Kira acurrucada a su lado, ambas viendo una película.
—¿Cómo te fue? —Preguntó Anna, con una sonrisa cansada.
—Bien. Fue bueno ver a mis padres, aunque me aburrí un poco —Respondí, dejándome caer en el sillón junto a ella—. ¿Y tú? ¿Te sientes mejor?
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Convertida en Mafiosa #1
RomanceDayla Wilson, la hija del empresario más influyente y enigmático de Seattle, lleva una vida aparentemente común. Como estudiante de derecho, aspira a convertirse en una de las abogadas más destacadas del país. Sin embargo, tras la fachada de normal...