Dayla Wilson, es la hija del empresario más influyente y enigmático de Seattle, ella lleva una vida aparentemente común.
Como estudiante de derecho, aspira a convertirse en una de las abogadas más destacadas del país. Sin embargo, tras la fachada d...
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Mientras Phillipe se acercaba yo me dispuse a hablar con la mujer que tenía al lado, disimulando.
Cuándo él llegó sentí que se había puesto justo al lado mía esperando a que lo viese pero, ni me giré a verle. Las personas que estaban conmigo en la mesa si se giraron a verle e incluso lo saludaron, al parecer era muy conocido por todos aquí.
Aunque el también les respondía a los saludos, yo seguía sin mirarle, haciendo como que él no estaba. Y creo que eso le estaba molestando, porque tosió para llamar mi atención y que me diese la vuelta pero no lo hice.
"Irina, ¿Pero que haces? Habla con él—Me soltó Sasha por el pinganillo.
Bueno, decidí darle la cara, las personas ya hasta me estaban mirando mucho del porque no le hacía caso. Porque era obvio que quería hablar conmigo.
Disimuladamente me giré y ahí estaba él, mirándome fijamente.
—Hasta que por fin te das cuenta de mi presencia, belle.—Dijo una vez que le miré a la cara.
—Perdón, estaba pensando en otras cosas.
Me detalló por varios segundos.
—¿Quieres venirte conmigo?—Me preguntó.
No lo pensé dos veces y acepté. Él me sonrió dándome su mano para levantarme. Me despedí de las personas y seguí a Phillipe.
Pensé que me llevaría a la mesa donde él estaba sentado, pero me sorprendió cuando me llevó a un hermoso balcón, tenia unas vistas preciosas de la ciudad. No había nadie, por lo que estaríamos sólo los dos.
Me llevó a un sofá y nos sentamos .
—Siento mucho haberte dejado la otra vez en el casino, pero tenia negocios que atender—Empezó a hablar.
—¿Y que negocios eran tan importantes para no haberte quedado conmigo?—Le pregunté con un tono pícara.
—Será mejor que no lo sepas, belle.
Dió un sorbo a una copa que había por aquí.
—Igualmente, intenté buscarte pero mi gente nunca te encontró. Hasta pensé que te habías ido de Francia—Dió otro sorbo.
—Pero ahora me tienes aquí.—Empecé a acércame a él.
