Dayla Wilson, es la hija del empresario más influyente y enigmático de Seattle, ella lleva una vida aparentemente común.
Como estudiante de derecho, aspira a convertirse en una de las abogadas más destacadas del país. Sin embargo, tras la fachada d...
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Maratón 2/3
De repente, me desperté sobresaltada. Un sonido provenía del pasillo. Me incorporé rápidamente alerta mientras escuchaba pasos acercándose a mi puerta.
—Irina, ¿Estas despierta?—Era la voz de Yoshi, me tranquilizé , por un momento pensé que era otra persona.
—¿Qué quieres Yoshi?—Pregunté mientras veía la hora en el reloj digital, era mediodía, apenas había dormido unas 4 horas.
—Prepárate y vente abajo, tenemos cosas que hacer.
—Vale, en un rato voy—Dije levantándome de la cama vagamente.
Me dirigí al baño, parecía un zombie, yo me consideraba una persona dormilona, por lo que si no dormía como mínimo 8 horas no era persona.
Me eche agua fría a la cara para despertarme bien, todavía estaba algo adormilada. Me maquillé un poco, para tapar un poco mi cara de recién levantada y me cambié la ropa.
Al terminar salí de la habitación bajando para abajo. Mientras bajaba vi a Yoshi acercándose a mi con un vaso de café.
—Toma, sé que lo necesitas.
Me lo pasó y se lo agradecí.
—Gracias, Yoshi. Parece que hoy será un día largo —Dije mientras daba un sorbo al reconfortante café.
Yoshi asintió, mostrando una expresión seria.
—Andrey y Leo nos esperan en la sala de reuniones.
Después de terminar mi café. Ambos nos dirigimos hacia la sala, donde Andrey y Leo nos recibieron.
—Ahora sabemos que la mafia francesa está trabajando con Román—Anunció Andrey con seriedad.
—Y como Román ya no se encuentra aquí, hemos ocupado todas sus propiedades, por lo que oficialmente toda Rusia es nuestra.—Añadió Leo.
—Queremos que vayáis donde se encuentra su mano derecha , Julius Venovkoz, y que os diga en donde se encuentra todo el dinero de Román. Como no podemos acabar con él por el medio fácil, por lo menos tenemos que dejarle sin nada de nada.—Siguió Andrey.
—¿Sabéis en donde se encuentra?—Pregunté.
—Últimamente estaba escondido , pero estos días logramos ubicarle. Por lo que sólo tendréis que ir a esta dirección—Me pasó un trozo de papel—Es una casa en las afueras de la ciudad, no tiene mucha seguridad por lo que podréis pasar sin problemas.