Dayla Wilson, es la hija del empresario más influyente de Seattle, ella lleva una vida como cualquier persona normal.
Como estudiante de derecho, aspira a convertirse en una de las abogadas más destacadas del país. Sin embargo, todo cambia una noch...
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Me encontraba a unos cuantos kilómetros de la majestuosa Torre Eiffel, estaba maravillada por la imponente estructura que veía a lo lejos de mí. El viento suave acariciaba mi rostro mientras observaba las luces parpadeantes que adornaban París en la noche.
Ya estábamos en Francia, habíamos llegado ayer, justamente por la madrugada y hoy era el día en que nos iríamos al casino, yo había salido al balcón de la casa a despejarme un rato. Aunque no duró mucho porque Yoshi ya había salido al balcón.
—Irina ven, ya vamos a empezar—Yoshi se acercó a mí.
Le obedecí y entré con él de nuevo adentro.
Fuimos al salón donde estaban todos, en el centro había una mesa, estaban Alexei junto con Sasha, los otros dos hermanos se quedaron en Rusia para estar pendientes de los negocios.
Cuando nos acercamos Alexei empezó a hablar.
—Bien, como dije vosotros dos seréis los que entraréis al casino—Nos señaló—Espero y esta vez lo hagáis bien y que no se os ocurra hacer otra cosa—Me dió una mirada rápida.
Asentimos y siguió hablando.
—Llevaréis un micrófono cada uno escondido, a Irina se lo pondremos en el bolso y a Yoshi en el traje. No os preocupéis porque no se os notará.
Nos enseñó el micrófono, era como si fuera un botón, nadie lo notaría.
—Lo que quiero es saber que trama Román con Phillipe, no sé cómo lo vayáis a hacer pero que sea lo más discreto posible.
—Igualmente si algo sale mal, habrá varios hombres que trajimos, infiltrados como clientes—Añadió Sasha.
Seguimos hablando y cuando terminamos nos fuimos a preparar.
Entré a la habitación donde en el medio de la cama estaba el vestido que me pondría, a eso sitios hay que irse elegante y más siendo un casino de lujo.
Se trataba de un vestido largo y ajustado de color rojo con lentejuelas. Junto con el bolso pequeño de color blanco, donde estaba ya el micrófono pegado como si fuese el botón.
Al terminar de arreglarme y maquillarme salí afuera donde ya estaban los demás. Yoshi como no, me elogió porque me veía demasiado bien.
Nos subimos a un coche donde manejaba uno de los hombres de Alexei, los que se infiltrarían también. Alexei y Sasha estarían afuera a unos pocos metros del casino donde podrían escucharlo todo por el micrófono.