••••••••••Las horas de vuelo habían transcurrido como un sueño intermitente, y finalmente, llegamos a Italia. Bajé del jet con Salvatore a mi lado, un hombre que se acercó nos indicó que subiéramos a uno de los coches aparcados. Sin hacer preguntas, me subí al vehículo junto a Salvatore, y pronto nos encontramos en camino hacia nuestro destino.
El coche se detuvo frente a una imponente mansión que superaba con creces la casa donde había crecido. El hombre que nos había llevado abrió la puerta y me invitó a bajar. Me sentí nerviosa mientras lo hacía. No sabía cómo reaccionaría mi padre biológico al verme, y lo peor era que ni siquiera tenía una imagen de él en mi mente, pues Salvatore siempre insistió en que era mejor conocerlo en persona.
Tomando mi mano, Salvatore me guió hacia la entrada principal de la mansión. A pesar de su aspecto un tanto anticuado desde afuera, el interior era sorprendentemente moderno y lujoso a mis ojos.
Caminamos por pasillos amplios y decorados con elegancia hasta llegar a unas imponentes escaleras. Subimos juntos, y nos detuvimos frente a una puerta. Salvatore tocó y una voz grave y masculina desde adentro respondió "Adelante"—Con ese permiso, Salvatore abrió la puerta y entré.
El despacho era espacioso, con un escritorio grande ocupando el centro de la habitación. Ahí estaba él, sentado detrás del escritorio. Mis ojos se encontraron con los suyos y me observó por unos momentos antes de levantarse y caminar hacia mí.
Instintivamente, acepté su abrazo. Era una sensación extraña pero reconfortante, como si en algún nivel ya nos conociéramos desde hace mucho tiempo. Cuando se separó, colocó sus manos en mi rostro con ternura.
—Mia figlia —Dijo en italiano mientras me miraba a los ojos—. Tienes los mismos ojos que ella.
Ella, obviamente se refería a mi madre biológica.
—Sé que tendrás muchas preguntas, y estoy aquí para responderlas todas. Pero más que nada, quiero que te sientas segura y cómoda conmigo.
Asentí, sintiendo un torbellino de emociones dentro de mí. Era difícil asimilar todo esto de una vez, pero quería entender y aceptar mi nueva realidad.
—Sí, es difícil asimilarlo todo tan rápido. Aunque no estuviste conmigo todos estos años, entiendo que lo hiciste para protegerme. Estuve con personas que creí que eran mis padres, y ellos me cuidaron como si fuera su propia hija.
Mi padre biológico pareció comprender mis sentimientos.
—Te entiendo. Nunca te negaré la oportunidad de ir a visitar a quienes te criaron, porque creciste con ellos. Eso es algo que nunca podrá cambiarse. Pero ahora, quiero que me conozcas a mí también. Quiero ser parte de tu vida, si me lo permites.
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Convertida en Mafiosa #1
RomanceDayla Wilson, la hija del empresario más influyente y enigmático de Seattle, lleva una vida aparentemente común. Como estudiante de derecho, aspira a convertirse en una de las abogadas más destacadas del país. Sin embargo, tras la fachada de normal...