Dayla Wilson, la hija del empresario más influyente y enigmático de Seattle, lleva una vida aparentemente común.
Como estudiante de derecho, aspira a convertirse en una de las abogadas más destacadas del país. Sin embargo, tras la fachada de normal...
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Horas después
Cuando llegó la madrugada salimos de la casa y nos subimos al coche para irnos hacia el aeropuerto.
Por lo menos pude descansar un poco en la casa de Dan y ahora mismo estaba completamente despierta y lista. Yo iba en el coche junto con Dan mientras que Niclas nos seguía en el coche en donde había venido.
Para pasar desapercibida llevaba puesto una peluca de cabello corto hasta por el cuello de color negro, si me iban a reconocer que por lo menos no me reconocieran tan rápido. Igualmente ya extrañaba tener el pelo negro como lo tenía antes, haberlo tenido teñido todo este tiempo se me hacía raro. Las lentillas también me las quité y dejé a la vista mis preciosos ojos verdes.
El trayecto hacia el aeropuerto transcurría tranquilo, no se veía casi coches por la carretera. Pero todos éramos conscientes que una vez lleguemos al aeropuerto habría gente de Alexei vigilando.
Iba a estar un jet privado esperando por mí, mandado justamente por Leonardo, así que me tenía que subir sin levantar sospechas. Según el plan, el jet estaría destinado aparentemente a otra persona para evitar levantar sospechas entre los hombres de Alexei.
A medida que nos acercábamos al aeropuerto, mi corazón latía con fuerza, estaba un poco nerviosa. Nos empezamos a adentrar al complejo aeroportuario, alertas ante cualquier signo de peligro.
Finalmente llegamos al punto de encuentro donde estaba el jet. Me sentí aliviada al verlo.
Bajamos del coche, manteniendo la compostura mientras nos dirigíamos al aeronave. Mientras nos acercábamos vimos a tres hombres ahí esperando, seguramente para asegurarse de quien se subía al avión.
Dan se puso delante y empezó a hablar tranquilamente con aquellos hombres.
—Déjeme su documento para verificar su identidad.—Exigió uno de los hombres.
Dan se había presentado como el hombre que alquiló el jet para irse rumbo a Italia, "por negocios", junto con unos empleados , en este caso Niclas y yo.
Por eso intentan verificar que si es aquel hombre que lo alquiló.
—Esto va a salir mal, prepárate—Me susurró Niclas.
Puse mi mano detrás de mi, sujetando mi arma por si acaso.
Dan se estaba excusando que su documento no lo tenía encima y que tenía prisa. Algo que los hombres no se lo tomaron bien y nos estaban impidiendo subir al avión.
