Dayla Wilson, la hija del empresario más influyente y enigmático de Seattle, lleva una vida aparentemente común.
Como estudiante de derecho, aspira a convertirse en una de las abogadas más destacadas del país. Sin embargo, tras la fachada de normal...
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Advertencia ⚠️escena +18
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Alexei me levanta donde de inmediato enrollo mis piernas alrededor de su cintura. Jadeo cuando siento lo duro que esta contra mí. Él no para de besarme ni un solo segundo mientras me carga y me lleva al sofá.
Me acuesta lentamente en el sofá y se sube encima de mí. El mete su mano por debajo del top que llevo para tocar mis pechos, un gemido sale de mi boca.
Ay no, pero que estaba haciendo, estoy apunto de tener sexo con el hijo del asesino de mi madre. Ni yo me reconozco.
Estoy demasiada excitada que no pensaba en nada más, solo quería sentirlo a él, todo de él contra mí.
Alexei se separa, quedando arrodillado entre mis piernas en el sofá , desabrocha mis pantalones con una agilidad impresionante. Verlo así frente a mí, sus ojos azules brillando con deseo, desnudándome me quita el aliento.
Cuando lanza mis pantalones a un lado su boca vuelve a la mía. Yo aprovecho y le empiezo a quitar la camiseta dejando a la vista sus abdominales marcados, es tan jodidamente sexy.
Pasa sus manos por mis piernas desnudas y gimo.
—Me estas volviendo loco.
Muerdo su labio inferior como respuesta. Sabía que esto estaba mal pero ahora mismo lo deseaba como jamás había deseado a nadie en la vida.
Tiro de el broche de sus pantalones para quitárselos. Él se levanta y deja que sus pantalones caigan al suelo junto con su ropa interior. Dejando al aire su gran miembro erecto ante mi.
Su cuerpo es perfecto. Sus labios estaban rojos por tantos besos y me imagino que los míos deberían de estar igual.
El vuelve a cernirse sobre mí, besándome lentamente, besos húmedos llenos de deseo que me llevan al borde. Su mano viaja dentro de mis bragas y el gime en mi boca, me pareció el sonido más excitante del mundo.
—Me encanta lo mucho que te mojas para mí—Dijo mientras pasaba sus dedos por mis partes.
Sus dedos lo acarician en círculos y yo arqueo mi espalda jadeando.
—iOh Dios, Alexei ! —Lo deseo, es todo lo que mi mente puede pensar.
Podía sentir su duro miembro contra mi muslo y moría por sentirlo en otro lado. Alexei quita mi top, liberando mis pechos, atacándolos masajeándolos con su mano.
