Dayla Wilson, es la hija del empresario más influyente y enigmático de Seattle, ella lleva una vida aparentemente común.
Como estudiante de derecho, aspira a convertirse en una de las abogadas más destacadas del país. Sin embargo, tras la fachada d...
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Alexei Lebedev
4 horas antes.
Realmente no confiaba en absoluto en las palabras de Román. Lamentablemente, lo conocía demasiado bien y estaba seguro de que no era una persona de fiar, ni mucho menos.
Desde la muerte de mi padre, Román había estado ansioso por tomar el control de todo. Durante un tiempo, lo logró, eso era innegable. Sin embargo, a día de hoy, el único verdadero jefe de la mafia rusa era yo.
Me sorprendí al recibir su llamada, en la que sugería que nos encontráramos para discutir nuestra rivalidad. En un primer impulso, ni siquiera consideré la idea de presentarme. Pero después de reflexionar, pensé que podría ser la oportunidad de acabar con el de una vez por todas.
A lo largo de todos estos años, Román siempre había sido un obstáculo en mi camino. Ahora, de repente, quería hacer las paces. No podía evitar sospechar que estaba tramando algo. Aunque había sido socio de mi padre, no era el mío.
Al hablar de esto con Andrey, él y yo reunimos a varios hombres para dirigirnos hacia la ubicación que Román nos había indicado, que en este caso era su propia casa.
—Ya sabéis lo que tenéis que hacer, cuando os de la orden empezáis a disparar a todos los hombres de Román, no quiero ni uno vivo—Les expliqué a mis hombres.
—Si señor!!—Gritaron todos a la vez.
—Bien, pues vayámonos—Afirmó Andrey.
Como el resto de nosotros, subimos a las camionetas y emprendimos un viaje que duró varios minutos, finalmente al llegar a la casa de Román. Mis hombres y yo descendimos de las camionetas.
Fue extraño notar que en el portón no había ni un solo guardia. Mis sospechas se confirmaron, Román definitivamente estaba tramando algo.
Andrey también se dio cuenta de la situación, así que les indiqué a mis hombres que estuvieran preparados para actuar si fuese necesario.
Como había previsto, apenas pusimos un pie en su propiedad, uno de los hombres de Román comenzó a disparar en nuestra dirección. Actué con rapidez, refugiándome detrás de un muro y disparando en su dirección.
—Mierda, maldito infeliz!—Gritó Andrey enfadado—Le matare a él y a toda su gente.
El también empezó a disparar, con la suerte de dar a varios de los hombres de Román, habían muchos, este imbécil lo tenía planeado desde un principio.