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Jimin estaba de pie frente al espejo de su habitación, observó su cuerpo desnudo tiene un par de hematomas en diferentes partes de sus piernas y sus pies están algo lastimados por todos los días y largas horas de entrenamiento.

Pero por fin llegó el día para el que se preparó.

Comenzó a vestirse, sus manos no podían dejar de temblar, está demasiado nervioso, pero le está permitiendo a su cuerpo experimentarlo, porque al salir de su habitación va a tener que eliminar ese sentimiento.

Hizo una pausa para cerrar los ojos y empuñar las manos, pero aún podía sentir temblar su cuerpo cómo si estuviera muriendo de frío aunque su habitación es demasiado cálida.

Pero esta audición lo hace sentir demasiado presionado, está buscando el protagónico después de estar un año fuera y aunque continuó bailando en Londres y eso es algo bueno en su currículum, en Seúl tiene que esforzarse al triple para mostrar que no está ahí por su apellido.

Así que está demasiado nervioso y ansioso.

Sus amigos no dejan de decirle que lo hará bien y que merece un protagónico después de todo su esfuerzo, pero también escuchó comentarios de otras personas por los pasillos decir que era algo desalentador que él se presentara a la audición porque "casi tenían la seguridad de que era solo formalidad porque ya tenía un papel asignado".

Por eso le alegra un poco (y aumenta la presión) que quienes realizarán las audiciones permitan que todos los aspirantes puedan ver la audición de los demás porque sabe que estarán ahí para ver la suya.

Y va que demostrar que merece ese protagónico por su talento y esfuerzo, no porque su madre lo arregló.

Revisó la hora y maldijo, tiene que darse prisa.

Se vistió de prisa y revisó que todo estuviera listo en su maleta, afortunadamente la preparó en la noche, así que no le afectaba su pequeño retraso.

Tomó su maleta y salió de la habitación, se detuvo frente a la habitación de su madre y golpeó suavemente la puerta.

— Pasa, hijo.

Abrió la puerta y cómo todos los días anteriores, su madre estaba recostada en la cama.

— Solo vengo a despedirme, tengo que ir a mi audición. — avisó entrando a la habitación y acercándose para besar la mejilla de su madre.

Se esforzó para no hacer ninguna mueca por el aroma desagradable que surge de la marca de su madre.

Park Sohee le sonrió un poco.

— Dame tres minutos y yo te llevo. — dijo tomando las sábanas para moverlas.

— No, no, no, mamá, debes descansar, recuerda las indicaciones del médico. — Jimin la cubrió de nuevo con las sábanas.

— Es la primera vez que no te llevo a una audición. — murmuró Sohee.

— Sabes que no es la primera, mamá. En Londres asistí a diferentes audiciones. — respondió Jimin con una pequeña sonrisa—. Sé que en otra ocasión lo harías. — agregó.

Sohee sonrió.

— Ante mis ojos sigues siendo un cachorro aunque claramente ya no lo eres, cariño. — murmuró Sohee estirando la mano para tomar la de su hijo.

Jimin aclaró su garganta por el nudo que sintió se estaba formando.

Le afectaba demasiado ver a su madre tan de caída y enferma, la manera en la que su padre rompió el lazo le afectó demasiado.