Capítulo 45

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Saliendo rápidamente de aquel edificio podía perfectamente sentir un dolor en el pecho, pero este no era por que Draken la hubiese hecho irse de esa forma, si no por saber que ambos se sentían mal de mantenerse cercanos.. por Emma..

Después de caminar unos cuantos minutos y estar a una distancia considerable.. sus pensamientos comenzaron a lastimarla aún más.. cosas como "¿De verdad eres capaz de hacerle esto a tu mejor amiga?" o "¿Siquiera piensas en los problemas que tienes cada vez que sales con un chico?" eran las preguntas que comenzaban a atormentarla durante el trayecto, y de nuevo, como muchas otras veces, su mente la había traicionado, pues cuando logró darse cuenta en donde estaba, casi se cae ante la sorpresa.. había llegado a la casa de los Sano..

Sus ojos se cristalizaron un momento, sentía que iba a quebrarse por lo que acababa de pensar y por el lugar al que había llegado.. pero la voz del mayor y propietario de aquella casa la hizo frenar sus pensamientos.

¿Fuyuki?

Parpadeó un par de veces antes de girar su rostro hacia él, quien pareció no darse cuenta que la chica se encontraba un poco mal, pero también, que quería o necesitaba algo.

Hola señor Sano, venía a ver si podía ayudarles con algo.

No es necesario pequeña, vienes muy seguido, ya me encuentro mejor y puedo volver a hacerme cargo.

—Aún así se lo prometí, por Emma.

—Sobre eso.. solo hay algo que quiero, ven conmigo por favor.— mencionó el adulto antes de entrar nuevamente a la casa, siendo seguido por la rubia.

El pequeño camino los llevo hasta la habitación de Emma, dónde la menor se llevó la sorpresa de ver algunas bolsas en el suelo, y temiendo que lo que imaginaba fuera cierto, no pudo articular palabra, pero su expresión y su mirada, fueron todo lo que el mayor necesitó para responder a su miedo.

Escucha.. no voy a deshacerme de las cosas de Emma si es lo que piensas, pero comencé a guardar algunas cosas y encontré la ropa que ella solía prestarte para cuando venías aquí.. junto a algunas prendas que ella misma me había dicho que pensaba regalarte más adelante, porque sabía cuánto te gustaban, así que Fuyuki.. hazme el favor de recibir lo último que mi nieta quería regalarte.. ¿si?

Los ojos de la rubia mostraron la sorpresa ante sus palabras, y sin darle tiempo a brindar una respuesta, el mayor tomó las bolsas y se las dió a la joven, cerrando sus manos para que no las soltase, mientras le sonreía de la forma más amable que le era posible.

No rechaces los regalos de mi nieta.. ¿si?

—Esta bien señor.. los aceptaré..

El mayor asintió con alegría de ver qué la joven no se había negado, poco después le volvió a decir que él estaba bien para hacer las cosas de la casa por su cuenta, pero que seguía siendo bienvenida siempre que quisiera, así que dejó a la rubia sin más opción que irse de allí también.

Después de haber salido de aquella casa ahora con algunas bolsas, la chica simplemente inició el camino de regreso a casa, sus ánimos estaban por los suelos después de llevarse la decepción con Draken, y ahora llevar aquellas prendas y la sensación de no cumplir su promesa con el señor Sano.

Nuevamente estaba tan concentrada en sus pensamientos que no se dió cuenta que alguien la había visto a lo lejos hacía unos minutos, ni tampoco cuando estuvo a solo unos metros de distancia de ella, pues solamente notó cuando le tomaron las bolsas que llevaba en la mano, haciendo que su reacción fuese mirar de quién se trataba (pues no quería soltar un golpe sin saber contra quién iba).

La Reina Roja de Tokyo Tokyo Revengers × o/c)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora