Capítulo 37

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Los ojos de la rubia se abrían lentamente, tardó un poco en acostumbrarse a la luz que entraba por la ventana, era tenue, pero aún así comenzaba a ser molesta..

Sobre ella había un techo muy familiar, sentía calidez en su cuerpo, pero sobre todo en su mano derecha y en el vientre, pero lo más extraño eran aquellas caricias..

Giró levemente la cabeza hacia la derecha encontrándose con una cabellera negra larga, no podía ver la cara pero si la ropa, un traje deportivo azul, y aquellas caricias sobre sus nudillos que le hacían leves cosquillas y le daban paz.. por un instante dudo de sí misma por tal "alucinación", pero conforme tomaba consciencia, supo de que se trataba..

Keisuke..

La reacción de la mayor fue inmediata, se veía algo adormilada también, pero se puso de pie inclinandose sobre la cama mirando el rostro de la rubia, sus ojos aún estaban algo rojos e hinchados, pero al menos estaba despierta.

Fuyuki.. ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

—No, estoy bien, gracias..

Bueno, te creo a medias.. esos ojos ya los ví antes mi niña.. ¿que pasó?

La pregunta le trajo de nuevo todo lo que había pasado solo unas horas atrás.. Emma, Izana, Kakucho y Kisaki.. la rubia se levantó sentándose y la señora Baji aprovechó para sentarse a su derecha, pero tan pronto lo hizo la vió temblar, la vió intentar contenerse, vió sus ojos comenzar a llenarse de lágrimas que terminaron ganando la batalla y desbordándose una tras otra hasta que no pudo más.. la chica se lanzó a sus brazos llorando desconsoladamente..

Emma.. mi mejor amiga.. ella está.. ella..

No podía decir más, lloraría en silencio por aquellos chicos.. pero al menos a Emma, a ella si la usaría para recibir el apoyo de aquella mujer, quien sin preguntar nada más, la abrazo de la forma más maternal que había sentido jamás.. o al menos que recordara..

La azabache se quedó a su lado todo el tiempo que la rubia pudo llorar, todo el tiempo que su dolor tuvo que salir y todo el tiempo.. que pudo usar para desahogarse.. mientras la mayor le brindaba caricias, había recargado su barbilla sobre la cabeza de la rubia mientras la llenaba de mimos..

Fueron aproximadamente 30 minutos los que la rubia tardo en reponerse, cuando por fin sentía que ya no lloraría más, se separó con cuidado y lentitud de la azabache, quien la miró con una sonrisa antes de acariciar el cabello de la menor con dulzura.

¿Vas a estar bien mi niña?

—Tengo que estarlo.. ella me ayudó a salir adelante después de Keisuke.. sé que no le gustaría verme caer así..

—No está mal llorar por ellos pequeña, no tienes que intentar ser dura por ellos, ¿está bien?

—Lo se.. pero tampoco puedo romperme así..

Fuyuki.. ¿que edad tienes?

—¿Eh?

Aquella pregunta había salido de la nada, la rubia no entendía así que miró el rostro de la mayor con confusión, mientras ella le tomaba las mejillas con suavidad antes de quitar las últimas lágrimas que habían resbalado por sus mejillas con sus pulgares.

Sé que tienes 14 mi niña.. así que no intentes actuar como adulta antes de tiempo ¿está bien?

La rubia pareció entender sus palabras, y sabía que tenía razón, era inexperta en demasiadas cosas compara creer que sabía o entendía todo sobre el mundo, estaba bien llorar si lo sentía necesario, y estaba bien levantarse después, pero si volvía a caer podía buscar ayuda, y al menos ella, no se la iba a negar jamás.. para ella, Fuyuki siempre sería como su hija, no solo por haber sido pareja de Keisuke.. si no también por el cariño que le tenía.

La Reina Roja de Tokyo Tokyo Revengers × o/c)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora