Capítulo 8

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Los labios de Mikey no soltaban a la rubia, seguían posesivamente sobre los de ella en un beso apasionado y un poco agresivo, pero ahora que se había quedado sin salida para poder huir, Fuyuki solo podía pensar en la sensación que le causaba toda la situación.

Unos pocos minutos después, Mikey comenzó a alejarse de la joven respirando de forma un poco pesada por no haber interrumpido el contacto, sin embargo a pesar de cortar el beso, la lejanía entre los labios de ambos era demasiado poca pues aún se podían sentir entre ellos, rozándose suavemente.

Perdón Fuyuki.. no pude detenerme, en cuanto te vi tan.. vulnerable...

Fuyuki giró la cabeza en cuanto tuvo oportunidad, su respiración también era algo pesada, no se había soltado del agarre del chico pero se veía algo incómoda con la situación, en especial cuando la imagen de Baji volvió a su mente, un quejido ahogado se dejó escuchar cuando visualizó aquella sonrisa nuevamente naciendo de algún rincón de sus recuerdos, sin poder decir o hacer más, quitó con ambas manos a Mikey y salió corriendo por la casa hasta el baño, dónde se encerró para volver a llorar, ahora llena de pena, pero también de confusión por lo que el rubio había hecho recién.

Fuyuki estuvo al menos 20 minutos en el baño en lo que lograba tranquilizarse, en cuanto se sintió un poco más calmada se lavó la cara y salió abriendo la puerta, encontrándose con Mikey de pie justo frente a ella.

Sus reflejos estaban bastante lentos, por lo que cuando intentó cerrar la puerta el rubio ya había anticipado su reacción y la había detenido con la mano izquierda.

Yuki por favor, escúchame. 

No Mikey, si esto vuelve a pasar...

—¿Sería tan malo? Mira, solo te vi vulnerable y.. quería consolarte pero no supe que más hacer.. lo siento ¿si? No volverá a pasar...— antes de dejar que se negara, el rubio la abrazo de nuevo acariciando su cabeza con cuidado.

Un poco después se separó de ella y se alejó caminando a su habitación, no pretendía incomodarla más, simplemente dejó las cosas como estaban, por su parte Fuyuki solamente se quedó en pie un momento, hasta que el rubio se fue, luego hizo lo mismo que él y se fue a la habitación de Emma, ya no pudo dormir en lo que restaba de la noche, pero prefirió estar allí recostada que en otra parte.

La mañana llegó y el celular de Emma sonó su alarma para que comenzará a alistarse para la escuela, sin embargo lo primero que hizo fue acercarse a su amiga para ver si estaba despierta, Fuyuki simplemente se sentó sobre su futón antes que se acercará lo suficiente.

Buenos días Yuki... ¿cómo te sientes?—  habló Emma suavemente mientras se sentaba junto a su amiga.

Pues.. he tenido mejores noches a decir verdad.. me duele la cabeza, los ojos y... — Fuyuki no pudo continuar sin sentir como estaba a punto de llorar otra vez, pero prefirió respirar un poco para calmarse.

¿Irás a casa? No creo que tengas ánimos de la escuela.

—No yo.. iré a ver a la madre de Baji, ayer debieron notificarle y.. no puedo dejarla sola...

—Está bien, si necesitas algo más tarde avísame ¿si? Tu ropa debe estar lista, te la traeré.

Emma salió de la habitación con su ropa para cambiarse antes de llevarle a Fuyuki la suya, la dejó un tiempo a solas por si quería hacer algo más, sin embargo la rubia solo recogió el futón y dejo la ropa de Emma para lavarse, después de eso se despidió y salió de la casa sin prisas.

El camino fue más corto de lo que hubiera imaginado, quizá porque había pensado todo el tiempo en qué podría hacer para hablar con la madre de Baji, pero simplemente no encontraba nada que decir o algo que pudiera apoyarla, no podía ni apoyarse a sí misma ¿cómo podría con alguien más?

La Reina Roja de Tokyo Tokyo Revengers × o/c)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora