Mikkel.
Final del partido, hemos perdido. Mierda.
Ha sido de las peores semanas de mi vida. Nada está funcionando, mi madre parece que se la trago la tierra, Aylen no me habla, ni hablar de los exámenes y ahora el partido. Me cambio lo más rápido posible, necesito salir de toda esta mierda.
Voy camino al auto y veo a los lejos a las chicas, busco Aylen pero cuando lo consigo ella aparta sus ojos de mí y capto el mensaje. Estoy llegando a mi auto y mi móvil comienza a sonar, miro la pantalla y es mi madre.
– Mamá – digo con desespero.
– Mikkel hijo – su voz es débil como cuando llora.
– ¿Dónde estás mamá? – pregunto rápido –. ¿Estás bien?
– Hijo no puedo hablar mucho – su respiración es agitada –. Estoy bien, quiero que estés tranquilo.
– ¿Te hizo algo? – me apoyo en el auto.
– Mikkel todo va a estar bien – niego –. Dile a Jo que cuando pueda la llamaré, pero necesito que estén tranquilo.
Paso una mano por mi cabello al escuchar tu voz tan frágil.
– ¿Dónde estás? – pregunto nuevamente.
– Tengo que colgar Mikkel – dice agitada.
– No, por favor – le ruego.
– Estoy bien, cuídate
– Mamá
Maldita sea, tiro mi móvil contra el suelo. Un grito de desesperación brota desde lo más profundo. Me siento impotente, se que ella no te esta bien.
Tomo el móvil roto y me subo al auto, comienzo a gritar y darle golpes al volante como si mi vida dependiera de eso.
– Mierda – repito varias veces.
El sonido de la ventana me detiene, es Aylen. Abre la puerta sin esperar a que le diga algo y se sienta. Sus manos me rodean y su olor entra directo en mi sistema.
– Ella no está bien – susurro.
– Mikkel – mi nombre en su voz es lo mejor que puedo escuchar en estos momentos.
– ¿Hablaste con ella? – asiento –. ¿Qué te dijo?
– Aylen – levanto mi rostro para verle –. No sé qué hacer, ella me dice que está bien pero su voz me dice otra cosa.
Sus manos se van a mi rostro y con sus dedos limpia mis mejillas, es el tacto más confortante que he sentido.
– Lo siento – rompo el momento –. Siento mucho las cosas que te dije.
– Yo se que si – sus ojos bajan a mis manos rojas –. ¿Duele? – niego –. Lo hiciste muy bien esta noche – bufo y rio un poco ante su comentario.
– Perdimos – le recuerdo.
– ¿Y? – enarca la ceja.
Me quedo analizándola.
– No me puedo quedar más tiempo – asiento.
– Entiendo – miro donde están los demás.
– Noooo – corta mi pensamiento –. Mis padres organizaron una cena y no puedo llegar tarde.
– ¿Quieres que te lleve?
Por un momento duda, así que reviso mi móvil intentando no presionarla. Creo que necesito un nuevo móvil.
– Mikkel lo mejor es que no – asiento aunque no esté de acuerdo –. Las cosas entre nosotros no están bien.
– Lo sé – respondo.
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Mentiras
RomanceLa mentira y el engaño tienen fecha de expiración, al final todo se descubre, y lo que es peor una mentira lleva a otra. Al mismo tiempo el dolor aparece y destruye todo a su paso. Mikkel tiene todo lo que el quiere, no le importa pasar sobre lo...