37. ¿Quien golpea más fuerte?

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Mikkel

Después de una charla de explicación la puerta suena y ambos miramos, su madre aparece y nos mira.

– No sabía que estabas aquí Michael – se disculpa.

– Lo siento – respondo.

– Solo estamos hablando mamá – dice Aylen.

– ¿Todo esta bien? – pregunta su madre.

– Si ¿Por? – le responde Aylen.

– Parece que hubieras llorado – me mira de reojo.

– Mikk – se detiene –. Mike se va.

– ¿A dónde?

– New York – le contesto.

– ¿Y es definitivo? – asiento.

– No – dice Aylen –. Es algo de lo que estamos hablando.

– Ya entiendo – susurra –. Les voy a preparar algo de comer por si algo.

– Gracias Ma.

Apenas la puerta se cierra me mira con el ceño fruncido.

– Que me mintieras no significa que quiero que te vayas – dice tan rápido que quedó pasmado –. Estoy muy enojada es verdad, pero la sola idea de que te alejes de mi me enferma.

– Aylen no entiendes – trato de calmarla –. Decirte la verdad es algo que me alegra, pero creo que irme no tiene vuelta atrás.

Su ceño se frunce, y las lágrimas se asoman nuevamente. Toma aire y luego me fulmina con la mirada.

– Entonces vete – suelta con enojo.

– ¿Quieres que me vaya? – pregunto.

– Si – sentencia.

– Me estas echando por caprichosa.

– Que te vayas – repite.

– Esta no eres tu – la tomo de la mano pero se libera –. Déjate de tonterías y hablemos.

– Irte no tiene vuelta atrás – me imita –. Vete.

– Aylen mi mamá hizo que el juez me diera permiso de regresar – comento –. No fue fácil

– Claro – dice con sarcasmo –. Este eres tú, el hijo de mami que tiene que hacer caso para que le den un carrito nuevo.

Su mirada es caliente, llena de rabia. Trato de no hacer caso a sus palabras pero con cada segundo se vuelve más ofensiva. Se perfectamente que lo hace para que haga lo que me pide de irme, pero no soy tan fácil de vencer.

– Lárgate a tu vida de niño rico – sigue.

Dejo que se desahogue, se que son muchas cosas en poco tiempo y tengo que entenderla. Pero es que lo que me esta diciendo se esta pasando.

– Mikkel ¿Eres sordo? – hago que no es conmigo –. Te odio, vete.

– Me amas – la contradigo.

– Estás loco si crees que yo te puedo amar – dice mirándome –. Todos estos días con Ryan me abrieron los ojos.

– No me digas – finjo sorpresa –. Dime todo lo que has hecho.

– Es mucho mejor que tu en la cama – sentencia –. La forma en que me besa.

– Estas enojada Aylen lo dices solo por lastimar.

– ¿Quieres ver que es verdad? – pregunta mientras se va a su escritorio.

La sigo con la mirada y veo que justo al lado está el tubo que le regale para navidad. ¿Qué piensa hacer?

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