Capitulo 9.

0 0 0
                                    

•Correré el riesgo•

Elena

Habían pasado exactamente 3 semanas desde que Nathan y yo comenzamos a salir, aún no éramos novios pero estabamos en el proceso de conocernos.
El muy sinvergüenza siguió metiéndose a mi casa sin invitación, parece llevarse bastante bien con mi mamá. Y con mi hermano ni se diga. En algún momento tuve la conversación con Ian respecto a Nathan:

—Te voy a reconocer el hecho de que nunca habías traído a nadie a casa, lo que me gusta pensar como que estás dispuesta a tener una relación formal. —Ian tenía una expresión seria en su rostro, muy raro en el.

—Eso creo.

—Solo por favor, no me gustaría que esto saliera mal, ten cuidado.

—Ouuu, ¿Me estás cuidando? ¿Quien es Nathan y porque te preocupa que salga con el?

—No lo decía por ti, lo estoy cuidando a el. No lo lastimes Elena.

—¡Oye! ¡Yo soy tu hermana no el! —Señale muy ofendida.

—Y porque lo eres te lo digo. No me hagas citar las pruebas.

—Ya ya, tu ganas. —Levante las manos en son de paz y obtuve una radiante sonrisa de mi hermano.

Solo esperaba en verdad, no lastimarnos. Seguí viendo a Nathan casi diario. Cada vez me sentía más cómoda con el. Tuve unos cuantos reclamos de Hannia sobre mi falta de atención hacia ella pero se veía muy contenta por mi. Es la primera vez que me ve "enamorada" yo aún no me considero así. Pero que difícil es discutir con Hannia, así que la dejo decir lo que quiera.

Estaba en mi habitación, haciendo mis tareas pendientes cuando escuché sonar mi celular. No dude y respondí, era mi niño de los ojos bonitos. No me pregunten cuando me volví así de cursi, no sabré decir si fue reciente, o en realidad siempre he sido así.

—Estoy afuera de tu casa, sal.

Así sin más, me colgó. No lo dude y salí, iba en el penúltimo escalón cuando me di cuenta de mi ropa, estaba en pijama, con el cabello húmedo, sin rastro alguno de maquillaje y unas pantuflas de cerdito. ¡Dios! ¿Cómo se me había ocurrido salir así? Pero ya era muy tarde para arrepentirme. Justo como dijo, estaba afuera esperándome. Tuve que cerrarme la boca para no tirar baba. ¡Ese hombre es guapísimo! Nunca me canso de verlo. A diferencia de su vestimenta habitual que consistía en camisas, pantalones de vestir, corbatas y sacos. Hoy vestía algo más casual. Usaba unos jeans, una camisa blanca sin fajar, y unos zapatos color café. Muy básico todo y aún así lograba verse como un modelo.
Me acerque a el y lo saludé sin dejar de comermelo con la mirada.

—¿Me acompañas a un lugar chaparra?

Ultimamente había dejado de decirme Elena, o me decía preciosa o me decía chaparra o chaparrita. Muy cursi para mí gusto pero no sé lo impedí.

—Si me das 5 minutos para cambiarme con mucho gusto.

—No hay necesidad, así me encantas.

—Voy a insistir.

No le di opción así que entre en mi casa de nuevo. Corriendo me puse lo primero que encontré que se veía más o menos decente. Baje corriendo de igual forma y cuando me vio sonrió. No hubo tiempo de maquillarme ni de peinarme pero estaba bien. Lo más importante era no ir en pijama a donde sea que me fuera a llevar. Subimos a su auto y hubo un enorme silencio que decidí romper con mi curiosidad.

—¿A dónde me llevas? Ya casi va a oscurecer. ¿Y porque no me avisaste?

—Necesitas tener todo controlado ¿Cierto? —solto una risa.

Elígeme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora