Capitulo 28

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•Un poco de felicidad•
Elena

El resto de la semana había transcurrido con normalidad, Antony había intentado disculparse conmigo y pedirme otra oportunidad pero volví a recalcarle que no se acercará a mi, con Sebastián no volvimos a mencionar lo que había pasado y no sentí que fuera incómodo tampoco, así que todo parecía estar bien.

Lo único que extrañaba de Antony era ir con el en su motocicleta. De algún modo se sentía como si fuera a caballo pero con más rapidez, así que al termino de mis clases ese día llamé decidida a Ian.

—¡Elena! Que bueno que me llamas, tiene días que no me hablas.

—La última vez que te hable no respondiste tu así que deje pasar un tiempo antes de volver a intentarlo.

—Lo sé, me lo dijo, lo siento por eso. —Su euforia había desaparecido.

—No importa, quería pedirte algo.

—¿Que necesitas? ¿Está todo bien?

—Si está bien, no lo necesito en realidad...más bien era un favor.

—Habla, si está en mis posibilidades sabes que si.

—Quería que me hicieras un préstamo.

—¿Un préstamo? Eso es nuevo, ¿Para que?

—Quiero comprarme una motocicleta.

—¿Una motocicleta Elena? Hermana eso es muy peligroso, ¿No quieres mejor un auto? De cualquier forma pensaba regalarte uno en tu graduación.

—Por favor, te prometo que te lo pagaré.

—Lo voy a platicar con mamá, pero mándame el costo para que te haga la transferencia en caso de que mamá acepte, pero no te prometo nada.

—¡Si si! ¡Gracias! ¡Eres el mejor hermano del mundo! Te prometo que te devolveré hasta el último centavo.

—Cuanto amor, ojalá no necesitara darte dinero para que te comportes así.

—Siempre he sido así, te colgaré entonces, tengo que ir en busca de mi nueva motocicleta.

Me había detenido en un cruce mientras hablaba con Ian, pero ahora que tenía el si, no lo había dicho pero yo sabía que era un si, fui directo al Google maps para buscar la agencia más cercana, para mi desgracia estaba lo suficiente lejos como para tener que tomar un taxi.

—¡Buhh! ¿Qué haces aquí parada como idiota?

Sebastián logro asustarme un poco e instintivamente le di un ligero golpe.

—Espero un taxi ¿No lo ves? ¿Y las chicas? —Le conteste de mala manera pero juguetona.

—¿Preguntabas por mi cielo? —Apareció Hannia a mi lado y le sonreí.

—¿A dónde vamos? —Pregunto Nat al lado de Sebastián.

—Yo iba a buscar una agencia de motocicletas, no se ustedes.

—¿Una agencia? ¿Vas a comprarte un auto? —Pregunto con confusión Hannia.

—Una motocicleta. —Sonreí con entusiasmo.

—¿Ian lo sabe? No creo que le guste mucho la idea, ni hablar de tu madre, es muy peligroso Elena. —Empezo a hablar con rapidez.

—El me dará el dinero, como préstamo, y quedó de convencer a mamá.

—¿Te unirás a un motoclub e irás por la vida en una pandilla de un lado a otro sin una casa estable?

Todas giramos a ver a Sebastián y soltamos en carcajadas.

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