Capitulo 22

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•Por una vez, te dejaré ir•
Elena

Mi última clase había terminado hace varias horas, y estuve en la biblioteca un par de horas más, pero está vez le avisé a Nate, quien ya debería estarme esperando afuera, así que recogí mis cosas y me dispuse a salir de la biblioteca.

—¡Elena! —Gritaron a mi espalda cuando ya había salido y me gire instantáneamente.

—Mande. —Era Carlos, un chico de mi clase al que apenas y saludaba.

Se acercó a mi y me sonrió.

—¿Aún sigues haciendo tareas? El ensayo del Dr. Ramiro se entrega en dos días y no he podido hacerlo. —Me miró esperanzado.

—La verdad es que ya no, con lo del intercambio he andado vuelta loca y ya no me da tiempo.

—Eso escuché, pero tenía que intentarlo si no quiero reprobar.

—Lo siento. —Alce los hombros como disculpa.

—No importa, por cierto, suerte en Madrid, me alegra que por fin hayas sido seleccionada, te lo mereces.

—Gracias. —Le sonreí.

Se acercó a despedirse de mi, me dió un beso en la mejilla y prosiguió a darme un corto abrazo y volver a desearme suerte.
Lo ví alejarse por unos segundos y luego me gire nuevamente, para encontrarme con un Nate lleno de desaprobación.

No otra vez.

Me obligue a sonreír y fingi que lo anterior no había pasado. Cuando me vio acercarme abrió la puerta del auto y me adentre en el. Nate hizo lo propio y cuando creí que la había librado comenzó a hablar.

—¿Y ese quien era? —Respire profundamente antes de responder.

—Esta en mi clase Nathan, solo estaba deseándome suerte para mí intercambio.

—No me gusta que tengas amigos con tanta confianza, si fuera mi caso no estarías tan tranquila.

—No hagas esto, por favor. ¿Realmente no puedes confiar en mí?

—¿Cómo esperas que confíe en ti si te abrazas con medio mundo antes de irte lo más lejos que puedes de mi?

Sus palabras se clavaron en mi pecho, me quede mirándolo, lo decía enserio, no estaba intentando herirme o hacerme enojar, realmente creía que me iba por qué no quería estar cerca de el. Se me estrujo el pecho, abrí la puerta del auto y salí de el. Nathan no dijo una sola palabra más, me dejó alejarme.

Camine con extrema lentitud hasta mi casa, con mis pensamientos deambulando por todos lados.

Faltaban tan solo 4 días para que tuviera que partir, este era el momento que Nathan y yo teníamos que aprovechar, era nuestro último tiempo juntos, no deberíamos ser capaces de despegarnos el uno del otro.

Pero aquí estábamos, pleito tras pleito, nuestra relación en estás condiciones no iba a durar mucho, y eso me tenía aterrada, quería ser positiva pero cada vez estábamos más lejos el uno del otro y ni siquiera me había ido.

Deje derramar algunas lágrimas sin darme cuenta mientras caminaba, hasta que estuve frente a mi casa y tuve que detenerme unos segundos antes de entrar para poder recomponerme. ¿Desde cuándo lloraba tanto?

El trámite estaba hecho, tenía el boleto de avión listo y la maleta hecha. Todo estaba en su lugar y preparado para mi partida, todo menos yo. Día con día me sentía menos segura, ya no quería ir, la emoción se había ido de mi, pero no sabía que hacer.

Apenas había introducido la llave dentro de la cerradura cuando el auto de Nate se detuvo frente a mi casa. El pleito apenas empezaba.

—No está vez Elena, vamos a hablarlo.

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