Capitulo 20

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•La vida era más fácil antes de...•
Elena

Habíamos pasado los últimos días sin poder despegarnos. Estábamos a tan solo dos semanas de que tuviera que irme. Y Nathan había entrado en un estado de negación, no quería separarse de mi ni por un segundo, como si fuera a escaparme de sus manos.

Creí que al conseguir decir que lo amaba, se sentiría más seguro y relajado, pero todo lo contrario ocurrió. Ha estado teniendo muchas inseguridades, a pesar de que trataba de hablar lo menos posible de mi partida.

Nate y yo estábamos teniendo una cita, yo había comprado toda la comida que se me ocurrió podría servir para un picnic. El había pasado a recogerme tan puntual como siempre. Cuando llegamos a dónde tendríamos el picnic yo apenas y había comenzado a desempacar las cosas cuando su celular sonó. Miró la pantalla con un ceño fruncido antes de responder.

—Mamá estoy....¿Qué? ¿Dónde está?, Voy para allá. —Le colgó.

Le di una mirada confusa por un segundo.

—Mi papá el...está en el hospital. Lo siento ¿Si? Dejémoslo para otro día yo tengo que...

—Ey, está bien, vamos te acompaño.

El solo asintio con la cabeza en mil lados, ni siquiera recogimos la mayoría de las cosas, simplemente las dejamos ahí, yo conduje porque Nate estaba lo suficiente nervioso como para poder hacerlo.

Verlo así me estaba preocupando, su papá es todo para el, sobre todo después de lo que descubrió que le hacía su madre creo un apego todavía más grande hacía el. Y justo ahora estaba segura que por su mente pasaban mil cosas.

Llegamos al hospital y el se bajó casi corriendo, busque dónde estacionarme y luego entre en el hospital también.

Lo encontré en recepción, apunto de sufrir una crisis y gritarle a la pobre enfermera que trataba de decirle dónde estaba su papá.

Ese día fue un completo caos. Poco después de que llegamos y vimos al padre de Nate quien estaba acostado en una habitación, dónde le estaban pasando medicamentos, el doctor entro y nos hizo saber que estaba mal.

El papá de Nate había está sufriendo fuerte jaquecas, mareos, tuvo problemas con su vista incluso pero por obstinado no había ido al doctor, hasta que en medio de una reunión se desmayo y perdió el conocimiento. Después de eso le hicieron múltiples estudios hasta que encontraron que estaba mal.

Tenía un tumor cerebral del tamaño de una pelota de golf o quizá más grande. El doctor debió haberlo explicado mejor pero yo no podía dejar de ver a mi alrededor.

Natalia estaba parada a lado de su papá mientras lo tomaba de la mano en completo llanto, su mamá estaba del lado contrario llorando incluso más que Nat.

Y Nathan.... Nathan estaba parado junto a mi en completo silencio. Que no hablara me ponía ansiosa, hace unos minutos parecía a punto de colapsar y de pronto no emitía ningún ruido. Aquello se sentía muy íntimo, pero cuando hice intento de irme para dejarlos hablar, me tomo de la mano y me la apretó. Me quedé ahí para el.

—¿Estás bien? ¿Quieres hablar?

Le dije en cuanto estuvimos afuera de la habitación de hospital. Iríamos por algo de comer para su mamá y Nat, que llevaban todo el día ahí sin probar bocado.

—Si hablo voy a derrumbarme. —Sus ojos estaban cristalizados.

—Entiendo amor, no tienes que hablar.

Fueron 2 largos días, después de eso pudieron llevarse a su papá a su casa, el tratamiento sería complicado, y muy probablemente terminaría en cirugía, esperaban poder reducir el tumor con quimioterapia. Yo no me había despegado de Nate hasta ese día. El iría a arreglar todo a su oficina y yo fui a clases.

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