Capitulo 11

0 0 0
                                    

•Aprendiendo a querer•
Elena

Observé a Nathan, incapaz de decir algo... En mi defensa, jamás había tenido que dar explicaciones de nada.

—No sabía que eras tan celoso. —Dijo Isaias burlón. Y tuve que contenerme para no darle un golpe.

—Teniendo una mujer como Elena, cualquiera lo sería. Aunque dudo que lo entiendas, nunca la haz podido tener.

Quise sonreír, una parte de mi estaba orgullosa de las palabras de Nathan,

¡Eso mi vida! ¡Pega dónde duele! —Pensé por unos segundos.

Me arrepentí casi al instante. Estaban hablando de mi como si yo no estuviera presente. Creo que me había excedido al dejar que Nathan creyera que soy de su propiedad. Hay una línea delgada y el acaba de cruzarla.

—No estarías aquí de estar tan seguro de eso.

No estaban haciendo eso de verdad,  ¿O si? estaban jugando con fuego y los iba a quemar. Nathan estaba apunto de abrir la boca pero interrumpí.

—Vamos a dejar dos cosas claras, no soy objeto y tampoco soy propiedad de nadie. No sé quién les dijo que podían hablar de mi como si no estuviera presente.

Nathan se puso pálido, por el contrario Isaías sonrió. Que diferencia habría sido estar, en vez de tener, pero los hombres son bastante imbéciles.

—Pensé que te habían logrado domar, me alegra que aún seas una fiera. —Isaías me dió una sonrisa burlona. Seguido de una mirada llena de orgullo.

Estaba apunto de sonreír, pero eso me quitaría todo el control que hasta ahora estaba teniendo.

—Cállate. —Dije con los labios apretados.

Sabía que Nathan no iba a estar nada contento pero no me importo. Un par de cosas tenían que cambiar antes de que empeorarán y el lo tenía que entender.
Isaias hizo una reverencia hacia mi y con una sonrisa se dirigió dentro de la casa nuevamente. Despacio gire a ver a Nathan, y como lo imaginé, tenía una mirada de desaprobación en los ojos.

—Isaias es... —No sabía cómo decirlo cuando Nathan me interrumpió.

—Lo sé, se que es, yo tuve que escucharlo hablar de ti durante meses.

—¿Hablar?—El pánico se apodero de mi.

—Nada malo, por supuesto, de haber sabido que eras la misma Elena, no le habría hecho eso.

—¿No sabías que hablaba de la hermana de Ian?

—Lo sabía. —Dijo muy tranquilo.

—No entiendo.

—No sabía que la mujer coqueta y atrevida que entró en mi habitación sin permiso, era la hermanita pequeña de mi mejor amigo, eso era lo que no sabía.

Eso tiene sentido, no sé cómo hizo Ian para asegurarse de que en tanto tiempo no hubiera conocido a Nathan. Aunque en realidad después de secundaria supo esconderlos a todos muy bien, a dos de ellos los había conocido en alguna fiesta, Isaías era el único que había conocido por mi hermano.

Después ellos solos ataron cabos. Debí suponer que cuando Isaías llegó preguntando por sus amigos significaba que había hablado de mi.

Cuando Ian me regaño debí estar todavía más segura. Pero en realidad no estaba interesada, así que simplemente lo deje pasar. Hasta ahora.

—Tuviste tiempo de arrepentirte, debiste haberte ido aquella noche después de dejarme en mi casa.

—No, no lo tuve. Ya no hubo vuelta atrás.

Elígeme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora