Capitulo 46

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•Siempre corriste hacia mi, y cuando no...•
Elena

—Dime que Sebastián está exagerando.

Dijo Hannia tan pronto entro después de azotar la puerta con brusquedad.

—¿Dónde está? ¿Que te dijo?

La ansiedad me estaba comiendo desde que había salido de la habitación, había demorado demasiado, además de que no dijo nada, no se enojo, no me regañó ni siquiera intento convencerme, simplemente salió.

—Eres una idiota Elena, ¡Ese hombre esta loco por ti! Y tú escoges al que te rompió el corazón.

—¡Cállate! Nathan nunca te cayó bien, no estás siendo justa.

—¿Porqué crees? Porque no te quiere Elena, quiere a la que cree que podrías ser.

—Ni siquiera se que quiero hacer, solo sentí que debía decirselo, no esperaba que saliera corriendo.

—¿Y que esperabas? ¿Que habrías echo tu? En eso son iguales ya deberías saberlo.

—¿Porque lo defiendes tanto? Ni siquiera me dejas explicar, yo soy tu amiga.

—¡Seb también! Y no es justo lo que haces, ni lo que te haces.

—¡Bien! Nathan vino a verme ayer, tu lo sabes porque me dejaste con el, se soltó a llorar, se arrodilló y me dijo que estaba dispuesto a dejarme ir, que no quería que el apellido de su familia me lastimará otra vez, y no pude soportarlo, yo no...Hannia no lo entiendes, no entiendes lo que sentí.

—No soportabas que te dejará no porque lo siguieras amando, sino porque no soportas que nadie más te deje.

—Hannia...

Ella...me asustaba lo mucho que tenía sentido aquello, pero no era verdad, ella no sabía lo que yo estaba sintiendo.

En ese momento su celular sonó, volteo a ver su pantalla y después a mi.

—El idiota de Seb jamás deja de sorprenderme.

—¿Qué?

Solo regreso a verme antes de caminar hacia la puerta.

—Hannia vuelve aquí, necesito que me digas que no me estoy equivocando. ¡Y necesito a Seb! —Le grite mientras abría la puerta.

En el momento en que la abrió pude ver a Nate parado afuera, maldita sea.
¿Porque el mundo me odia?

—Hannia buen día —Intento sonreírle.

—Ni tan buenos. —Contesto seca en el momento que lo esquivo y salió de la habitación.

Nate entro con una mueca pero cuando me vio intento sonreír.

—No escuchaste eso ¿Verdad?

—Cada palabra.

—Nate...

—No, está bien, debe tener sus motivos para odiarme, pero al menos se que me escoges a mi, aunque escucharte decir que necesitabas a Seb no fue muy lindo.

—No lo dije para...

—Esta bien chaparra, no pasa nada. Te traje de almorzar.

Saco una bolsa de comida y me la extendió. No pude más que sonreír. Estaba poniendo de su parte y yo iba a poner de la mía.

—Me tome el atrevimiento de decirle a tu mamá que te llevaría a casa en cuanto te dieran el alta, Ian se quedó con ella.

—Esta bien, que descansen. —Le sonreí.

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