Capitulo 30

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•Sé dónde encontrarte•
Elena

Habían pasado ya varios días desde mi último ataque de ansiedad, y todos parecían volver a ponerme atención de más, no me dejaban sola nunca y preguntaban constantemente como estaba, incluído Sebastian.

No me quedo más que aceptar que sería así por un tiempo, hasta que se convencieran de nuevo de que estaba bien. En realidad no estaba segura del porque me había puesto así. Supongo que aún tenía la capacidad de manipularme con el simple tono de su voz.

Iba por los pasillos de la facultad y a la distancia ví a Sebastián, y antes de que se acercará le sonreí a la distancia alejándome de el, y me dirigí a mi siguiente clase, que por suerte compartía con Hannia y Natalia, pero en el salón solo encontré a la última. Le sonreí desde la puerta y fui a sentarme justo a lado de ella.

—¿Puedo preguntar algo? —Ella asintió sin pensarlo mucho.

—¿Cómo está Nate? —Eso pareció tomarla por sorpresa.

—Creí que no querías saber nada sobre el.

—Siento que es momento de dejarlo ir, pero necesito un poco de respuestas para poder hacer eso. —No estaba mintiendo, jamás había sido más sincera.

Y ni siquiera sabía que iba a preguntarle aquello, hasta que la vi.

—¿Y no haz pensado en hablar con el directamente? Porque...—En ese momento Hannia apareció para sentarse alado de mi.

—¿De qué hablan? Se ven muy serias.

—Te cuento al rato, ya va a empezar la clase.

Y como si de la favorita de Dios me tratara, la profesora entro por la puerta llamando la atención de todos para que volvieran a sus lugares.

Después de esa clase teníamos aproximadamente 30 minutos libres antes de la siguiente, así que no podíamos perder el tiempo saliendo de la universidad para ir por comida, no nos quedaba más remedio que ir a la cafetería, que no era precisamente nuestro lugar preferido para comer.

Yo había vuelto a arreglarme, todos los días me despertaba con tiempo suficiente para peinar mi cabello, maquillarme y escoger un lindo atuendo para el día, intentaba jamás ir desaliñada, podía sentirme como la mierda pero no verme como una.

Nunca he sido precisamente modesta tampoco, se que consigo algunas miradas, y disfruto de eso, realmente era lo único que disfrutaba de ir a la cafetería, la atención, que además aumentaba si tomamos en cuanto a mis increíblemente guapas amigas, yo sé que soy linda, pero no competiría con ellas, porque perdería, cada una tiene lo suyo, pero desde mi gusto personal, ellas son divinas.

Después de disfrutar como nos miraban hasta el momento en que tomamos asiento, supe que iba a enfrentar a las chicas.

—¿Ahora me dirán de que hablaban? —Nat busco mi mirada al escuchar la pregunta de Hannia.

—Estaba preguntándole por Nate. —Dije antes de que Natalia dijera algo.

—¿Qué? ¿Porqué? ¿Estás bien?

Pareció muy sorprendida y empezó a tocar mi frente para verificar que no tuviera fiebre o algo parecido, porque claramente aquello le parecía inconcebible.

—Creo que necesito saber de él, que está bien y que me olvidó, para hacer lo mismo, no se los dije, pero hace un tiempo me busco, ni siquiera lo deje hablar, lo mandé a la mierda directo, pero no sé que tan bien estoy con eso.

—Hiciste bien nena, primero es tu estabilidad. —Me dijo Hannia, lo que me preocupo era la mirada de Natalia.

—Deberías hablar directamente con el, no está pasando un buen momento Elena, te necesita. —No parecía querer decirlo pero estaba convencida de sus palabras. 

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