Capítulo 2

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•Mirame•

Elena

Nathan Varela.

¿Cómo se su apellido? Fácil, su hermana me lo dió sin saberlo, Natalia Varela-Nathan Varela. Aunque por más que lo busqué sin parar por Instagram, no lo encontré. No había ni un solo Nathan que se pareciera ni por poco al que yo buscaba.

Cansada de buscar en Instagram entre a facebook y busque a Nat Varela. Primera opción, somos amigas, ni siquiera me había percatado que éramos amigas en facebook, pero justo ahora, me servía.

Muchas fotos, demasiadas fotos y en ninguna parecía haber señales de él. Baje a las profundidades de su perfil, y entonces lo ví, un Nathan de 15 años tal vez, rodeado de mucha gente, la pubertad hizo lo suyo, pero para esa edad, las niñas debieron estar muertas por el, rogué a Dios encontrar una etiqueta y no, no la había. Pero entre tantos comentarios de lo que parecían ser familiares lo ví.

Nathan VC.

Varela Cisneros por supuesto, dos segundos después mi solicitud había sido enviada y aunque quise mirar su perfil, no había nada, tenía toda la cuenta protegida, regrese a Instagram y lo encontré también. Exactamente igual.

Que básico, a pesar de que su cuenta era pública no había nada en realidad, ni una sola foto suya, solo unas cuantas fotos de paisajes y caballos. Muy el niño que ví en la foto familiar, por un instante dude en si era el Nathan que busco, pero por ahora es todo lo que tengo.

Esa noche soñé con unos ojos bonitos y una espalda inalcanzable.

Desperté en la mañana, como de costumbre tome mi celular, el cual estaba lleno de mensajes de Hannia.

"Ayer me dejaste con la duda acerca de Marco, paso por ti, quiero detalles, te apuras"

¡Que mandona! A regañadientes tuve que despertar totalmente, me arregle y luego con algo de tiempo aún, baje a desayunar.

—Buen día. —Mi hermano y mi mamá voltearon a verme y sonrieron, mientras yo me acerque a darle un beso a cada uno.

—Desayuna rápido, llevo algo de prisa Elena. —dijo Ian mientras el se apuraba a comer.

—No te preocupes, Hannia pasará por mi.

—Bien, entonces me llamas cuando salgas, ayer nunca lo hiciste y ni siquiera ví a qué hora llegaste a casa. —No usó un mal tono pero si estaba curioso, sobre todo porque había sido lunes, un viernes estaría acostumbrado, pero un lunes, muy rara vez.

—Ah, es que tuve tarea en equipo estaba en casa de una compañera. —Seguí comiendo.

—Si a mí me avisó —interrumpió mi mamá— olvide decirte amor.

—Avisarme también a mí no estaría mal Elena, sabes que me preocupo. —Hice un puchero y al conseguir una sonrisa suya se la devolví.

Hannia llegó antes de lo esperado, así que no termine de desayunar y salí de la casa con mi hermano pisando mis talones.

Subí al auto del hermano de Hannia.

—Hola Omar —sonreí. Y el devolvió la sonrisa con un gesto de manos a modo de saludo.

Teníamos historia, no mucha, un par de besos, algo de sexo, unas cuantas salidas pero nada más, pude alejarme y ya, pero su hermana es mi mejor amiga así que ya fingimos que no es incómodo. Al menos de mi parte. Aunque ella seguía haciendo lo posible para que siguiera encontrándome con su hermano de vez en cuando, sobre todo cuando ella necesitaba un favor de el.

Elígeme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora