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Esa vez se sintió como títere después de una función sobre el piso, los espasmos se pronunciaban en su cuerpo mientras seguía vagando en la nada intentando guardar con recelo lo poco de sí misma; su corazón fragmentaba vida incluso si las pulsaciones eran lentas y ya no quería tenerlas.

—Lennon... —murmuró Oliver desde el marco adentrándose poco a poco al cuartucho.

—Por favor... por favor ya déjame ir...

—Tranquila, calma, no volverá a pasar. No haré nada, lo prometo. Sé... Sé que lo arruiné, el hecho de habernos conocido ya estaba mal. Pero tú nunca vas a entender cómo me cuesta alejarme de ti, Lennon, me cuesta más de lo que también puedo admitir. Tal vez si me conformaba con verte desde lejos quizás las cosas serían diferentes... No pude ¡y-y no puedo!, mi egoísmo por ti es más grande, y me desesperé, como lo hice hace un momento.

—...

—Cuando te vi con él todo estaba en duda, ha-habías puesto en duda todo para mí y no lo iba a permitir. ¡Estoy...! —se lleva una mano a la frente al no encontrar una justificación —Al final no termina tratándose solo de ti, Lennon. —suspiró intentando excusarse —Mira en lo que terminamos, mira lo que terminé haciendo por ti.

—Por favor, ya no hables... Ya no quiero escucharte nunca más, ya no... Vete... Ruego porque desaparezcas de mi vida, Oliver... No soy tuya y nunca voy a hacerlo. —Lennon intentó mantener el contacto si aun podía con un gran nudo en la garganta —Lo único verdaderamente correcto que lograste fue hacerme sentir bien, tan jodidamente feliz por no haberte permitido una oportunidad de verdad, incluso así, como estoy. Así que púdrete porque me das asco.

Oliver pasó saliva y apretó la mandíbula.

—Todo, absolutamente todo lo que te dije fue real. ¡Tienes que creerme!, tienes que hacerlo. Nunca mentí cuando dije que eras la única a quien pude entregarle mi existencia... a quien dejé acercar más de lo que creí necesario. Tú calidez se impregnó en mí desde siempre, y nunca me equivoqué en eso... No me arrepiento de haberte conocido, y sé que en algún momento ambos quisimos esto... Hermosa, me has gustado desde siempre; terminé por descubrirlo ahora porque antes... bueno, qué entiende un adolescente por amor si ni siquiera lo comprende bien. —los ojos de Oliver picaron y sus lágrimas aparecieron hasta recorrer una de sus mejillas —Quería tu atención, s-solo tu atención y sé que no tienes idea pero hiciste latir el corazón de un niño endeble y huérfano... El que me vieras y que el más hermoso ámbar que nunca vi sabía que existía solo me enloqueció de sobremanera; y solo tú hiciste eso. Luego fueron otras cosas, hasta querer todo de ti... —arrastró su mano por su pierna empezando a besar su cuello llegando a sus pechos —Y es que incluso con solo verte así me pones...

—No, no lo hagas. ¡No lo hagas, aléjate! —dijo en un aliento de voz y excesivo miedo comenzando a temblar otra vez. Ya no estaba segura si aferrarse por completo a la esperanza o sencillamente desistir.

—Tú y yo... Nosotros, todos nosotros nos conocemos desde mucho antes ¿sabes?, y, pensé que podrías reconocerme cuando me tuvieras de frente aquella noche; quería que lo tuvieras presente, pero ahora sé que fue algo que ni siquiera te importó. —y, aún si sonó a una confesión, se preguntó qué era aquello que se suponía que debía de recordar. Oliver a la brevedad, y sin ser demasiado tosco, tomó una mano dela chica posicionándola en su pecho —Siénteme. Puedes tocarme. Tienes todo el derecho de tocarme y puedes hacer conmigo lo que te venga en gana, no voy a protestar y no quiero hacerlo... Solo quiero que te quedes conmigo, por favor. No quiero hacerte mía a la fuerza otra vez, quiero que tú me lo pidas y que lo disfrutes junto a mí como siempre lo quisimos; solo necesito que... Yo sé... sé que puedes hacerlo...

Cartas a un extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora