Destilando una rosa

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No había sido indiferente a su dolor, a su historia; y no lo fue con cada palabra que la acercaba al hombre que estaba delante suyo desnudando su alma.

—Me parece que fueron doce años, un par en los que olvidé todo porque me sentía perfectamente. Hablaba con mi madre y estuvo de acuerdo con las decisiones; le decía lo jodidamente bien que me sentía y ella me comentaba cómo iban las cosas en casa. Fue a visitarme muchas veces e intenté convencerla que se quedara conmigo cuando Hans murió, pero ella simplemente se negaba a dejar su vida aquí. Pude darme cuenta que Oliver estaba siendo exactamente el mismo idiota por la forma que ella trataba de ocultarme cosas. Mi motivo para venir aquí fue buscarlo, estuvo en demasiados lugares, ¿sabes?; Francia, Italia, Derby, Bristol, Liverpool, y de repente parece que quedarse en Londres fue una opción. —ironizó —No tenía sentido.

El corazón de Lennon se estremeció duro y fuerte sin ninguna razón sensación que la hizo llevar una mano al pecho.

—Carajo. Lennon, joder. —dijo Eliot y se levantó preocupándose por el hilo de sangre que comenzaba a salir de su nariz.

—Entonces, lo que sucedió con Oliver y contigo, ¿cómo es que termino involucrándome en todo esto?

—¡¿Sangras y eso es lo que te preocupa?! —sin dar importancia, e irritada, pasó su muñeca limpiando el hilo de sangre con brusquedad —Lennon... —y ante la persistencia, Eliot solo suspiró —¿Qué es esto?, y qué sigue ahora.

—¿Siquiera estás escuchando lo que digo?

—Por supuesto. Lo estoy haciendo. Estoy escuchándote. Y tú, ¿estás escuchándome a mí? —contrarrestó tomándose el tiempo de detallarlo hasta solo jadear y tomarse la cabeza entre las manos —No sé si he creado una dependencia de ti, Eliot, pero, es evidente que no podría con algo más... Y mucho menos si significa que viene de ti.

Eliot quedó estoico en su mirada para luego voltear y renegar lo suficiente.

—...Te aseguro, por la memoria de mis padres, que no estuve comprometido con nada, nunca me involucré en esto para hacerte la vida miserable, y no tendría porqué si mi propósito después de encontrarlo era que estuvieras a salvo... Lennon, soy consiente de tu desconfianza... Que se acercara a ti fue lo último que pasó para que me jodiera de nuevo; arruinó la vida de tu hermano, se burló de mi familia, hizo lamentable los últimos años de mis padres quienes esperaban algo bueno de él. —lo vio tensar la mandíbula —No puedo evitar la sensación de tranquilidad... Ni siquiera la lastima me lo impide. —la intranquilidad no se le escapaba del rostro, pero era cierto, sentir el reposo después de tanto no fue inevitable. Lennon se estremeció. Elevó su mano para ser ella quien tomara su rostro entre sus manos sin dejar de observar sus bonitos grises —Éramos jóvenes, y me di cuenta que había sufrido como yo, pero él no decidió desprenderse de la inmoralidad que lo perseguía. —volvió a levantar las comisuras un poco —Y, tampoco fui indiferente a su dolor, ni a sus acciones o nada que viniera de él cuando llegaba a casa con sus amigos; simplemente su rostro no lucía destruido y no parecía tan desanimado. Fue así como te conocí.

Sintió el frío calarse y descender de su cuerpo; inhaló lo suficiente quedándose en las palabras, manteniendo serena su respiración.

—Éramos nosotros. —Eliot asintió —Cómo es que... —coloca una mano en su pecho —Cómo se olvida algo como eso, cómo podría haber olvidado que ustedes... 

—Ahora entiendes cómo podía saber que eras esa misma chica entonces. Él parecía ser completamente diferente cuando estaba a tu lado; se divertía, sé que lo hacía cuando los observaba solo por verlo tranquilo porque lo merecía; después de todo lo que había pasado, así debía ser.

Cartas a un extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora