Te amaré primero en el camino...
Tomo aire y exhalo tan ruidosamente como me lo permito. Camino el largo pasillo del hospital sin abandonar un mínimo mis pensamientos que solo están concentrados en una sola cosa; mi hermano.
Mi cuerpo reacciona ante el toque de Irina reconociendo su expresión, exactamente la que percibí cuando desperté del coma. Sé que quería encontrar la forma en la que todo estuviera bien, pero esta vez, desconocía un límite. Incluso yo. La preocupación y desesperación le habían ganado a cualquier cosa. Y había sido evidente que no lo estaba sabiendo manejar.
Pasee mi mirada por su rostro notando el pequeño vendaje en su sien, y un moretón llegando casi alrededor de las comisuras de sus labios. No digo nada; tan solo paso una bola de saliva y ella de pronto me abraza.
—Hanna. ¿Cómo está ella?
—Está bien, Lenn, está con Alexander esperando ser atendida. Desde ayer he pedido que le hagan un chequeo de cualquier mínima cosa. —asiento. Un silencio se instaura, y aunque no decimos más nada, ella parece leer mi mente —...Alex no deja de estar preocupado, como yo.
—Es entendible. —digo y toma mi mano.
—No, —susurra —no lo es... Por supuesto que no lo es... De solo imaginar que pude haberla perdido es algo que me lastimaría demasiado, Lenn, p-por eso... —y ahora quien traga duramente es ella sin apartar la vista de mí —Lennon... Ezra es fuerte. —le oigo susurrar, y yo solo vuelvo a asentir sin estar segura de sus palabras.
—Ezra es fuerte... Lo sé. —repetí.
Mi mente no dejaba de procesar el charco espeso de sangre alrededor de él a la vez que era sostenido por los brazos de Landon quien intentaba mantenerlo despierto en su regazo. Y yo solo me preguntaba en qué momento se salió todo de control; no pensaba en cuando disparó el arma, sino exactamente en cuál momento Oliver había decidido que le importaría nada con tal de hacerme suya... El peso de aquello...
—Landon...
—Está en la sala de espera del segundo piso; no ha querido moverse desde que está en cirugía. Alexander cree que debemos darle espacio... Yo, podría... ¿Quisieras... que le avise a Hellen que estamos aquí, Lenn...?
Vuelvo la vista a ella sin saber qué decir. Imaginando tantas reacciones posibles en el rostro de mi madre que...
"Hellen, perdóname. Perdóname por esto."
¿Cómo iba decirle que Ezra estaba muriendo por mi culpa? Cómo iba a decirle que por mí se le estaba yendo otro pedazo de su vida y yo simplemente no sabía qué hacer si tampoco quería que volviera a sufrir... No quería que me odiara por eso, porque simplemente yo no lo soportaría.
Pero sabía que era una posibilidad.
—Iré por Landon, Nina. —digo continuando el paso por su lado.
—Lennon...
—Yo, solo iré a buscar a Landon.
Poco a poco, suelta mi mano permitiéndome seguir hasta el elevador. Hipé cuando las puertas se cerraron y pestañee varias veces intentando evitar un poco menos la angustia y posiblemente los nervios.
Estaba siendo más difícil de lo que ya era; incluso en mis sueños cuando pudo ser un doloroso enemigo, Ezra no era más que una verdadera víctima...
Ezra, él, también me estaba salvando.
—Mierda.
¿Acaso era otra jodida señal?
Otro hipido se me escapó y procuré llevar las manos a mi boca terminando por deslizarlas en mi cabello.
Al abrirse el elevador visualicé a Landon sentado en el piso, aun cuando hubo una banca vacía a su lado, él permanecía recostado a la pared; descansando los antebrazos a sus rodillas; tal vez desentendiéndose un poco de la realidad y perdido en recuerdos con los ojos vidriosos, y yo, no supe si se había percatado de mi presencia, pero no le quise interrumpir.
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Cartas a un extraño
Romance¿Te gustaría escucharme? Es que, quiero compartir contigo una historia, una de esas de las que "no se tienen memoria", una donde extrañamente entiendes lo que digo solo porque a veces, y solo a veces, es inevitable que todo se dirija de atrás hacia...