Casualidades

4 0 0
                                    

El ambiente se notaba alegre en The Ten Bells, y debido a la celebración de la recién adulta, parecía sentirse el doble; sin duda, la euforia de los chicos nos estaba contagiando como nunca; y, como nunca, y por primera vez, veo a Hanna dar un trago largo a un shot de tequila inaugurado por Landon que levantó los brazos complacido; Alex que solo sonreía, e Irina quien le pasó un rodaja de limón cuando arrugó el rostro.

—¡Mierda! ¡Es horrible! —espetó.

—¡Bienvenida al mundo de pocos, pequeña Hanny!

—Es lo que la mayoría dice, luego te acostumbras y al final ya tienes tu dulce favorito.

Chasqueo la lengua y sonrío por la ocurrencia que esta vez no fue de Landon, sino de la pelirroja.

—Y, si prefiero, no lo sé, un vino quizás.

—¿Niña, crees que sería diferente? —Irina enarca una ceja y Hanna se lo pensó un poco. Landon ríe mordiéndose el labio y negando —Ve con tus otros amigos. Tus deseos se cumplieron como ordenes y hoy no nos denominamos familia.

Hanna se integra en un grupo numeroso de personas que la acoge y que parecen exagerar sus historias cuando manotean y ríen.

—Vuelvo enseguida, saldré por un poco de aire. —aviso a todos volviéndome en los pies y dando un par de pasos. Pero sin siquiera poder alejarme tanto, la cerveza cae de mis manos por el choque tan abrupto logrando fragmentarla en pedazos de vidrios.

—¡Carajo! ¡Joder, lo siento! Lo siento mucho. —me excuso intentando recoger el desorden que causé.

—No, no descuida, yo soy quien lo siente. Déjame ayudarte. —dice el chico tomando algunos pedazos entre líquido. Y mi expresión debió decirlo todo cuando lo reparé un poco más; y por supuesto me hace, inevitablemente, fruncir el ceño —Puedes decirle al barman que lo ponga en nuestra cuenta... —¿es... es esto aún más posible, o tan siquiera probable? —Te... ¿T-te encuentras bien?

No me inmuté; seguía absorta ante él, y aunque solo lo recuerdo por un pequeño lapso, sé que no estoy equivocada.

—Kahlid...

Es él... es el chico que Eliot había enviado a protegerme en mi ensoñación.

Y algo me dice que esto pudo haber sido lo más raro que le haya pasado por la forma en la que ahora me mira.

—¿Nos conocemos? —preguntó quedando en frenesí.

¿Debo decir que sí? ¿Debo decirle que existió en unos sueños que parecieron haberse mezclado con la fantasía que yo misma cree? ¿Debo... siquiera mencionar que lo reconozco antes de conocernos realmente...?

—N-no. —sacudo la cabeza y me pongo en pie —No lo creo. Me parece que te he confundido con alguien más. No me prestes atención. —eso debería ser lo más probable —Lo siento, yo...

"Sé que eres tú aunque diga que no..."

Tomo los pedazos de sus manos y junto a los míos los tiro al cesto más próximo.

—Claro. Ciertamente, creo que lo recordaría si así fuera. —"...seguro que sí, Kahlid..." —¿Un viejo amigo?

—No, no exactamente... De nuevo discúlpame, derramé la bebida en tu ropa.

—Pierde cuidado, no hay culpables. —asentí —Es raro todo esto ¿sabes?, es la primera vez que te veo en mi vida pero tú pareces saber quién soy.

—Lennon, ¿está todo bien? —la voz de Irina nos interrumpe y yo agradezco internamente exhalando todo el aire contenido.

¿Estoy loca o comencé a perder la cordura de nuevo?. Joder, tal vez esto solo sea una coincidencia... Debería serlo. Pero sea así o no, tiene que significar algo por lo menos una vez.

Cartas a un extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora