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Esto duele más.

Eliot. Un nombre que le había emocionado tanto como para querer recordar a alguien más. Eliot; el mismo hombre que pudo ser de ensueño para cualquier chica que tuviera una expectativa de tipo ideal. 

Pero, por qué de pronto se sentía culpable. Si bien "el pecado" podía ser duro, el hecho de querer sentirse bien la invadía. Porque sí, lo aceptara o no, en el fondo, Eliot Thompson había hecho estremecer algo desde el momento cero en aquel cruce de miradas; e incluso, opacando la idea de un amante lejano y distante. Y aunque la sensación se declaró agridulce no permitió que la inquietud fuera más grande y la continuara preocupando por alguien cuya función parecía ser solo una incertidumbre en su vida.

—¿Papá?

—¡Aquí! Estoy en el comedor. —Charlie se asoma un poco —¿Qué sucede?

—¿Necesitas ayuda? —su padre negó bajando la comisura de sus labios volviendo a su actividad —Bien. De acuerdo.

—Por un momento creí que sí ibas a escapar.

—Vamos, ¿cómo crees? —su padre procura una sonrisa y ella se queda a su lado —Y... ¿Dónde está?

—¿Dónde está? ¿Qué cosa?

—Pues, él.

—¿Quién él, Lennon?

—Ezra, papá. Quiero saber dónde está Ezra.

—Oh, claro. Tú hermano, Ezra.

—Sí. Ese Ezra.

—No seas dura con él cuando ni siquiera está presente, Lennon.

—No he dicho nada que parezca atentar contra su vida. Pensé que... Solo pensé que estaría contigo al volver a casa. Mencionaste que había regresado también. —contestó disminuyendo cada vez la voz.

—Sí, eso dije. —da un movimiento de hombros restándole importancia —Pero no que se quedaría en casa con nosotros, ¿o sí?. Cariño, puede que esté haciendo lo que tú hiciste; salir, tomar aire, o lo que sea que hayas hecho tú para desestresarte, y no hay nada de malo en eso.

—No, por supuesto que no. Solo me gana la curiosidad, es todo.

—Aunque debes saber que estaba invitado a cenar esta noche. Si no recuerdo mal, me pareció verlo en un auto hace unas horas, y no se despidió, así que supongo que volverá; quizá estará husmeando cerca si no es que fumándose un cigarrillo. —dice Charlie y luego ella se espabila un poco —Por cierto, me agrada que sus amigos hayan querido reencontrarse después de tanto tiempo.

—Amigos dices... ¿Qué... qué clase de amigos, papá?

—Bueno mentiría si digo que son de gran hazaña, aunque, el sujeto de chaqueta parecía muy complacido con la plática recostado al capó del auto. Y el otro; pues, ni siquiera vi su rostro, pero me dio la impresión de haberlo visto antes.

—Eso suena todavía aún más intrigante. —decretó sin pensar y volteó hacia Charlie percatándose de sus palabras —Lo siento.

—Por favor Lennon, solo tiene tres días desde que llegó aquí, no quiero convertirme en el padre sobreprotector que todo lo quiere saber en unas cuantas horas. No contigo, y no con él, ¿bien?

—Por qué simplemente no pudo esperar hasta navidad o... —hace un mohín y levanta los hombros sin tener más palabras para explicar —pero coincidir conmigo. Vamos Charlie, tampoco es que yo sea su persona favorita; y ya eso debería decir algo.

—Pues, creo que es lo bastante adulto como para saber sus razones ¿no te parece?, además, no eres cualquiera, eres su hermana.

—¿Me dirás que no es un poco raro?

Cartas a un extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora