Amar por siempre

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—¿Acaso es...? ¿Es una trampa?

—¿Una... trampa? ¿Qué?... No. No, esto no es nada de eso.

—Entonces no entiendo a qué vienen las flores. Ni siquiera tu comentario.

—Ezra, no busco nada, y menos tenderte una estúpida trampa. A los hombres también nos gustan las flores. A mí me gustan. Así que pensé que también podrían gustarte a ti; o, al menos el hecho de que te regalase unas cuantas. —termina por decir, llevándose una mano a su sien para luego exhalar y relajarse un poco —¿No... No te gustaron? Porque si es así puedo devolverlas, la próxima vez pensaré mejor las opciones... No intento presionarte, y no busco ganar algo con esto. Me conocen por ser algo impulsivo. Así que, si lo quieres considerar de esta forma, puede que no sea precisamente un interés amoroso... No me importa cómo quieras verlo.

Bien, esas palabras suenan exactamente al Landon al que estaba acostumbrado a ver.

—D-deb... —aclaro mi garganta —Deberían ser para alguien más entonces. Por qué le regalías flores a todas las personas con las que

—¿Con las que paso la noche?, no. Nunca lo hice y ni siquiera consideré la idea. Estas son especiales; solo son para ti. Y sabes muy bien que no ha sido solo una noche... Dilo, acéptalo; hemos cogido más de lo que te gustaría admitir.

Landon; idiota...

—Iba a decir salir, y coquetear.

—Es curioso que lo digas si no salgo contigo. —ironizó con una sonrisa —Y solo hasta ahora me "permites intentar" coquetearte.

—Por qué; por qué haces esto.

—No tengo una razón exacta. Pero puede simbolizar una disculpa si así lo quieres; ya sabes, por lo de aquella primera vez aquí. Admito que sí quise aprovecharme un poco de la situación.

Bajé el rostro y casi un segundo después contrarrestó de nuevo mi silencio.

—Joder, Ezra. Por qué simplemente no admites que te gustó que nos besáramos. 

Mi corazón se aceleró por enésima vez. Pero la molestia era más fuerte, y mis ojos de alguna u otra forma, lo acusaron notoriamente.

—Suficiente.

—Admite que lo disfrutaste; el sexo fue increíble. ¡Lo disfrutaste, Ezra! Lo disfrutamos como unos putos locos y eso también está bien.

—¡Dije basta, Landon! ¡¿Acaso eres consciente de lo que sale de tu boca por una jodida vez?!

—...Créeme, lo soy.

—...Landon... Pretendes que admita algo que tú ni siquiera serías capaz de aceptar...

—Ezra, que esté delante de ti, —le veo extender las flores hacia mí por segunda vez —debería explicarlo. Y esto, esto significa algo para mí.

Se abalanza hasta mi boca y yo quedo perplejo consiguiendo tomar el ritmo del espontáneo beso. Paso mis manos por su cuello y él me acoge más contra sí intensificando el contacto.

Mi emoción se ve reflejada cuando muerdo su labio inferior y él jadea hasta a coincidir meter su lengua en mi boca otra vez. Nuestras respiraciones se agitan y vuelve a jadear, dejando su frente en mis labios después del momento de adrenalina.

Mierda.

—Sí... Me gustó besarte. Igual como me gustó hacerlo justo ahora. —cierro los ojos quedándome con aquello sabiendo cuántas veces quise escucharlo decir todas estas cosas para mí. Sin embargo, mi tormentoso miedo me hace seguir dudando y mantener la distancia —Igual que todas las veces que

Cartas a un extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora