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Postdata; ya lo sabía, siempre lo supe.

Una vez más las calles de Dunster optaron un entusiasmo en ella, pero esta vez por la cómoda compañía por estar a su lado. Y es que esa siempre había sido la intención.

Caprichoso, e incluso perspicazmente incomprensible, encontró algo en él que le hacía sonreír con o sin motivo, con o sin culpa, y así nada más sabiéndolo agradable entre una sonrisa y las infinitas miradas que compartieron.

—Es curioso; el hecho de no saber interpretarte y aun así querer hacerlo.

—¿Interpretar? —se extrañó —¿A qué te refieres exactamente?

—Has sabido ser lo suficientemente... llamémoslo reservada. Sin embargo, estoy seguro que es porque un desconocido dijo descaradamente que se interesó en ti más que por simple desconfianza.

—¿Eso pensaste?, ¿eso sigues pensando, Eliot? 

—Dime, ¿lo es? —dijo sin evitar el interés —Me intrigas lo suficiente, Lennon, como para no tener curiosidad. Podría ser un instinto; saber más de quien eres es demasiado interesante. —llevó la bebida a su boca.

—Instinto... —murmuró para sí —¿Te... puedo hacer una pregunta, Eliot? Es posible que sea un algo capciosa, a mi parecer. Y puede que algo precipitada y directa pero... —el gesto de Eliot la instó a seguir —Qué esperas de mí. Yo, sinceramente no tengo nada que alguien más no pueda darte. — "Nada diferente a un simpático color ámbar".

Rodó los ojos por el pensamiento.

—Dar... No. No estoy tratando de conseguir algo de ti. La idea de que hayas aceptado mi invitación, ya me es suficiente. Confieso que no suelo ser conformista, y sería muy pronto para clasificarlo a etiquetas. No miento cuando digo que disfruto esto contigo, más de lo que crees.

—Eliot, nadie se conformaría con una simple compañía sin conseguir algo... Un beso quizá; o la intención de llevarlo al sexo preferiblemente... —suspiró —Así que, solo dime, ¿por qué yo?

—¿Y, por qué no?. El hecho de que seas tú y no otra persona simplemente lo convierte en mi respuesta.

—¿Y qué... Qué significado debe tener esa confesión ahora?

—Algo tan simple como que no quiero ver a alguien más. Solo, me he dado el atrevimiento de interesarme en ti, y sinceramente no tengo una justificación, no una con criterio... Sé... que puede parecer precipitado, pero no soy de evasivas... ¿Contesta eso a tu pregunta ahora, Lennon? —y entonces le mira con curiosidad —Hay... Hay cosas que no se explican, o solo no se saben explicar. Las intenciones y el interés por ejemplo, son cosas que solo brotan de un sentimiento o una emoción.

Lennon hace un chasquido. —Para tu mala suerte debo confesarte que no pienso igual. Es evidente que hay una explicación para todo. Pero dime, Eliot, ¿definirías esto como un "interés intencional"? Yo creo que nadie puede estar tan seguro cuando

—Cuándo qué, Lennon.

—...Quando studium quod caecat, alios illuminat... [Cuando el interés que ciega a los demás es el que ilumina a otros]

—Es posible. Pero sinceramente no sé en qué pensaba François de La Rochefoucauld al afirmarlo. —y, tal vez un poco sorprendida de aquello, entreabrió sus labios para terminar por asentir.

—Es solo un decir, no es tan literal ciertamente. —farfulló.

—Te sorprendería la demencia que pueden tener algunos cuando se trata de intenciones, o interés.

—No sé si debo empezar a preocuparme porque me estés confesando algo así. —bromeó y el hombre volvió a sonreír entre hoyuelos como tanto empezaba a gustarle.

Cartas a un extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora