Capítulo 14 - ¿Y mamá?

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Eloísa

Me siento tan bien ahora, que no quiero despertarme más. Veo a mi madre y a mí de pequeña en nuestra casa en un pueblo de Londres.

Un hombre se nos acerca. Es rubio, alto, guapo y me quedo anonadada mirándolo. Él se acerca a mi madre y le sonríe calidamente. Nunca vi a mi padre sonreírle de esa manera y las mejillas de mamá se ponen de color rojo. ¿Qué está pasando?

Aquel hombre y mamá se me acercan y él se agacha a acariciarme la cabeza.

-Así que tú eres la pequeña Eloísa Salvatore. -Me da la mano y la besa. -Encantado, soy Klaus Mikaelson.

Le miro entre fascinada y perpleja, pero no le tengo miedo.

-Es un amigo mío, amor. Niklaus Mikaelson. -Mamá me llama la atención y luego lo mira divertida. -Me encanta tu nombre completo.

Él sonríe y mueve la cabeza.

-Encantada, señor Mikaelson. -Sonrío.

-Por favor, llámame Klaus. Eso de señor... me hace muy mayor. -Empieza a reír.

Mamá y yo entramos con él a casa. Vamos los tres dentro. Mientras ellos hablan, yo subo a mi habitación.

Abro los ojos de repente y me toma bastante tiempo en ubicarme en dónde estoy. También me cuesta varios segundos acostumbrarme a la luz que entra por la ventana del lado izquierdo de la cama. Me levanto un poco y miro a mi alrededor mientras voy reconociendo las paredes y lo que tengo a mi alcance visual.

-Estoy en casa...

Sí, desde hace casi un mes que este sitio se ha convertido en mi casa. No puedo quejarme, Stefan y Damon me han adoptado y me han ayudado bastante a acoplarme a mi nueva situación. Aún sigo en busca de mi madre. La necesito de vuelta en mi vida. Lo sé, tengo 19 años y aún la necesito.

Y luego está él: Elijah, el ser Original que ha cautivado cada parte de mi ser y que por mucho que quiera suprimir mis sentimientos por él, no puedo. Nunca antes me había enamorado de alguien como lo estoy de él, pero sé que lo nuestro es imposible. Viene con la carga de ser una confesora. Un ser que no puedo amar porque lo destrozará por completo.

Mis lágrimas caen por mis mejillas mientras pienso en eso, pero no puedo quedarme llorando todo el día, así que hago un poder para levantarme de la cama. Al hacerlo, siento un mano encima de mi cadera que no me había dado cuenta antes ya que llevo varias mantas encima de mí. Giro mi cabeza hacia esa parte de mi cuerpo y encuentro al hombre que significa mucho para mí.

Sin darme cuenta, acaricio su pelo sin despertarlo y después, con sumo cuidado, me muevo un poco hacia el otro lado para poder salir de la cama. Una vez logro mi objetivo, me voy a la ducha.

20 minutos más tarde ya estoy lista. Al salir, Elijah me espera sentado en mi cama mirándome curiosamente.

 Al salir, Elijah me espera sentado en mi cama mirándome curiosamente

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