Capítulo 26 - Reunión familiar 1

38 7 9
                                    

Eloísa

Han pasado casi 5 semanas desde que Elijah fue a buscar a Nik. Por Damon sé que mi vampiro Original se había ido a finiquitar unos asuntos importantes y que por eso no él no se podía comunicar conmigo, pero sé que Damon no me está diciendo toda la verdad.

Soy una idiota, ¿cómo no me di cuenta en quién puedo confiar? Busco mi móvil para llamar a alguien que conozco bastante bien.

—¿Eloísa? —Pregunta una voz masculina.

—Hola Jonas, ¿cómo estás? —Le pregunto.

Ambos empezamos a hablar lo que nos ha pasado. Entonces le pido que me saque de aquí.

—Elijah dio la orden de no dejarte salir, Eloísa. Estás a salvo ahí.

—Elijah no está y yo quiero salir. No, necesito salir, por favor. —Suplico.

Escucho un suspiro, pero finalmente él acepta.

—Luca irá a buscarte y te llevará donde quieras.

—Te quiero, muchas gracias. —Nos despedimos y colgamos.

Por fin podré salir de aquí. Hay muchas cosas que debo de hacer, por lo que me meto a la ducha y me arreglo para irme.

**************************************
Recibo una llamada de Damon y no sé si quiero contestar. Él insiste y pongo los ojos en blanco.

—¿No vas a contestar? —Pregunta Luca.

—Está bien... —Respondo y descuelgo mi móvil. —Damon, ¿qué necesitas?

—¿Por qué no estás en casa? —Sé que está ahí. —¿Cómo diablos has salido?

—No puedes encerrarme 5 semanas y esperar que yo me quede quieta sin hacer nada. —Le contesto.

Le escucho hacer un ruido de molestia.

—Yo iba a ver una persona que tal vez te interese, pero bueno, ya que no estás aquí... —Sé que sonríe, es como si lo viera delante de mí.

Le comento donde estamos y me dice que le espere en el Grill, irá a recogerme.

Unos minutos después mi primo mayor me recoge y pide a Luca se vaya, pero éste se niega. Damon se molesta y deja que venga con nosotros, no tiene tiempo para discutir.

—¿Dónde ibas, querida? —Pregunta el mayor de los Salvatore.

—Voy a buscar a Nik para que me lleve hacia Elijah.

Damon se ríe sutilmente de lo que acabo de decir y niega con la cabeza.

—Puede que te quiera y te considere como alguien preciado, pero te usará como un peón, Eloísa. No debes fiarte de Klaus.

—Pero tú no le conoces. —Replico.

—¿Y tú, sí? —Respira pesadamente. —Ya eres mayor de edad, creo que es hora de que aprendas a tomar tus decisiones. Solo que, por favor, no la fastidies.

Me quedo callada. Supongo que tiene razón. Tampoco puedo estar dependiendo de ellos si quiero cumplir mi misión.

Miro por la ventana y pronto me viene  a la mente la charla con la Madre Confesora.

Nada Que PerderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora