Capítulo 15 - El rechazo

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Elijah

Dejé a Eloísa hablando con su familia y fui directamente a enfrentarme a mi hermano pequeño.

-No me mires así, Elijah... -Me dice él mientras se cambia de ropa después de haber tomado un baño. -Yo he hecho lo que tenía que hacer. Ahora si me disculpas, iré a buscar a una de mis brujas para que lo alimente.

Intenta salir de la habitación, pero yo lo detengo.

-Niklaus, de todas las estupideces que has hecho a lo largo de estos mil años que llevamos en este mundo, esta es la más cruel. -Le suelto lo que pienso. -Tú dices tener amor y respeto por la pequeña Salvatore y, ¿qué es lo primero que haces?

Levanto una ceja y lo enfrento. Niklaus hace una mueca con la cara que indica que le importa tres pimientos lo que le estoy recriminando.

-¿Qué de malo he hecho, hermano?

-Matar al padre de Eloísa.

-No está muerto... -Niklaus vuelve hacer la mueca de no importarle eso. -Bueno, está en transición. Y si no te apartas, haré que te arrepientas. -Dice con una sonrisa en los labios.

-Niklaus, esa joven necesita a su madre.

-Yo también la necesito, Elijah. -Se acerca a mi oído. -Y tú necesitas a la pequeña confesora a tu lado.

-Deja de decir cosas sin sentido, Niklaus. -Mi enfado aumenta.

-Yo no digo cosas sin sentido, eres tú el cobarde que no quiere admitir lo que siente por esa pequeña. -Niega con la cabeza. -Si realmente piensas traicionarme e ir con los que me quieren destruir, me la llevaré lejos y jamás la volverás a ver.

Se acerca hacia la puerta y me mira.

-Haré que te odie por el resto de su mortal vida y la ayudaré a casarse con la persona que ella elija. Luego haré que te tortures cuando la veas feliz.

Le cojo del cuello de la chaqueta y Niklaus empieza a reír.

-¿Ves? En el fondo, la pequeña confesora es lo que quieres y necesitas. No nos falles.

Me empuja para soltarse y lo dejo pasar, tenemos una invitada en esta casa que necesita nuestra atención.
Así que bajo las escaleras detrás de Niklaus y vemos revuelo entre su gente. Una de sus brujas se acerca a nosotros.

-Señor, tenemos un problema. -Nos dice con un tono de arrepentimiento.

-Loreen no te quedes callada y habla de una vez. -Responde mi hermano disgustado.

-Es la confesora... Ella ha confesado a uno de los vampiros encargados de ver al hombre que está en el sótano.

No puedo creer que Eloísa se atreviera a tanto. Conociendo como conozco a mi hermano, sé que él nunca podrá perdonar una ofensa de ese calibre.

La cara de Niklaus cambia y sonríe ampliamente.

-Esta niña es más lista de lo que pensé. Me recuerda a su madre.

Escuchamos un grito en el sótano y mi hermano baja mientras yo voy detrás. Le dejo espacio a mi hermano para verle interactuar con Eloísa.

Hace unos siglos que no veo a mi hermano tan cariñoso con una persona. Eloísa saca lo mejor de él. Si me quedo aquí, solo lograré fastidiar esa unión entre los dos, como aquella vez... Niklaus y Marcellus, el ser que haría cambiar a mi hermano.

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