Capítulo 32 - Latidos. Parte 2

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Eloísa

Han pasado varias semanas desde que estoy encerrada aquí. Lucas no ha venido a verme desde que le dije que amaba a Elijah y que nunca sería suya.

Las únicas personas que han venido a verme son aquellas que me traen la comida. Muchas veces pienso que lo que me traen está envenenada, pero tengo mucha hambre y no puedo evitar comer.

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No sé cuánto tiempo pueda resistir aquí sin tener noticias de Elijah, o saber si realmente está muerto. Mi mundo se derrumba al pensar que nunca le volveré a ver, pero he de ser fuerte. Tengo que salir como sea de aquí, volveré a Europa.

Niego con la cabeza. No puedo irme, tengo que cumplir mi misión que aún no sé cuál es.

Cuando voy al baño que tengo en la habitación, me miro al espejo y me veo demacrada. Tampoco es que sea una belleza, pero creerme que era más mona antes.

Me da tanta rabia que termino rompiendo el espejo con la mano y me hago daño.

—Cristales... —Susurro un poco.

Y es así como después de tanto tiempo, se me viene una idea a la cabeza.
Escucho pasos venir hacia la habitación donde me encuentro, así que corro para acostarme y fingir que estoy dormida.

—Puedo sentir tu respiración, mi querida Eloísa. —Es Lucas... ¿Qué hace él aquí?  —Te he traído un médico para que te examine.

—No quiero que me toquéis... —Me pongo a la defensiva. —No te atrevas a ponerme una mano encima... —Gruño a la mujer que quiere examinarme.

—¿Por qué tan agresiva? —Su voz de pito me quiere dar migraña. —Es solo un examen de rutina.

Esa persona se acerca a mí para ponerme una cinta en el brazo.

—Vamos a sacarte sangre, relájate cielo. —Me pone eso alrededor y empieza a tocar mis venas.

Yo forcejeo contra ella para que me suelte. Ella pone todo su esfuerzo en retenerme.

Intento buscar con el otro brazo el trozo de cristal que había cogido del baño y en un movimiento rápido le atravieso el cuello.

Abro los ojos como platos cuando la veo sujetarse de donde la corté y Lucas viene enfadado hacia mí.

—¿Pero a ti qué te pasa? ¿De verdad quieres morir, Eloísa? No me obligues a hacer algo que no quiero. —Se acerca y me pone la mano encima dándome un golpe.

Yo, sin dudar, con todas las fuerzas que tengo, lo empujo al borde de la cama y escucho un crack.

Todo pasa en cuestión de segundos y yo observo los cuerpos tendidos en el suelo y me tapo la boca. ¿Los acabo de matar? Oh dios mío...

Una voz en mi interior me pide que corra y que escape de ahí y eso es lo que hago.


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No sé cuánto tiempo he corrido, he intentado despistar a todo esos hombres y mujeres que me persiguen, pero no sé si lo he logrado.

No puedo más, no aguanto más, siento que me estoy ahogando. Apenas veo donde estoy, pero es una calle enorme donde hay mucho ambiente y color.

Siento chocarme con una persona y me pongo tensa.

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