Capítulo 31 - Latidos. Parte 1

36 7 2
                                    

Elijah

Hicimos trabajar a todo Mystic Falls para buscar a Eloísa. Volví a la casa de Jonas y su hijo para ver si estaba escondida en algún sitio. Lo único que encontré fue a Luca en el suelo y estaba muerto por ataque de un hombre lobo.

Después de inspeccionar la casa, lo único que pude obtener de Eloísa era su collar con el hada Shar.

Nada dio resultado. Ni siquiera la ayuda de los brujos de Niklaus.

Ya han pasado unas semanas desde que desapareció sin dejar rastro.

—Elijah... —Escucho a Rebekah acercarse a mí y me abraza por detrás. —Seguro que ella está bien.

¿Lo está? ¿Quién me asegura eso? Dejo a mi hermana ahí y salgo a buscar más ayuda para rastrearla.

**************************************
Ya no recuerdo en qué día estamos. Solo sé que he buscado por todos los rincones del país, pero es como si se hubiera esfumado.

No tengo fuerzas para seguir en Mystic Falls.

—¿Vas a irte, Elijah? —Cuestiona Niklaus. —¿Qué han pasado, 3 meses de que desapareció Eloísa? ¿Vas a darla por perdida?

—La he buscado por todos los sitios posibles. He preguntado por cada rincón del país, nada puede llevarme hacia ella. —Intento detenerme para pensar en las palabras que saldrán de mi boca. —Buscaré por otro sitio.

Siento un puñetazo en el estómago y un tirón de pelo. Niklaus me hace que lo mire bien.

—Te dije que la cuidaras... —Me suelta y caigo al suelo. —La encontraré. —Se da la vuelta para irse, pero se detiene un instante. —Si por una casualidad doy con ella antes que tú, me encargaré de que nunca la vuelvas a ver.

Desaparece de mi vista y yo me siento un completo fracasado. Niklaus tiene razón, yo debí cuidarla mejor. No fue buena idea hacerla venir aquí a Mystic Falls en primer lugar.

Se me ocurre una idea que puede funcionar. Marco un número de teléfono.

—Oliver, necesito que me encuentres en Valeria. Vamos a buscar a tu hermana.

Y es así como me enfrasco en un viaje de 12 horas para buscarla. Esta vez no viajo en jet, voy en una avioneta privada en la que solo mi hombre de confianza y yo pilotamos.

Horas más tarde me reúno con Oliver Salvatore y entramos al territorio de las confesoras. Sólo pido que ella esté aquí, sería un alivio saber que Eloísa está cuidada por ellas.

Serena aparece con una linterna. Me examina y se acerca a nosotros.

—Tú debes ser Oliver, ¿verdad? —Le dice al hermano de mi mujer. —Bienvenido, mago. —Dice ella inclinándose.

—Sí, soy Oliver y soy un brujo, señora. —Responde.

—El término es lo de menos. —Se acerca a mí. —Te esperaba desde hace mucho, has tardado, vampiro. —Sus ojos destellan desdén. —Eloísa está en apuros y si no nos damos prisa, su vida correrá peligro.

—¿Sabes dónde está? —Pregunto con ansias.

Serena mueve la cabeza en negación, sin embargo, pone sus ojos Oliver.

—Tengo que contaros algo antes de empezar a buscarla nuevamente.

Ella nos conduce a su despacho para contarnos una historia.

Nada Que PerderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora