Capítulo 25 - La unión

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Elijah

Vamos a dejar clara una cosa. Desde que conocí a Eloísa Salvatore algo cambió en mí. Me negué a verlo desde el principio. Busqué consuelo en otros brazos, pero nada funcionó. Mientras intentaba alejarme de ella, algo me llevaba de nuevo a sus pies. La única vez que sentí ésto fue por Tatia, mi primer amor. Sin embargo, en ese momento, yo no tenía el valor que tengo ahora para enfrentarme a todo.

Han pasado 7 días desde que decidí que Eloísa se quedaría en mi habitación, lejos de las demás. A unas cuantas horas para el amanecer tengo en mis brazos a la pequeña Salvatore que duerme profundamente. Acaricio con suavidad su cabello.

 Acaricio con suavidad su cabello

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-Mmmm... -Gime sin despertarse.

-Shhh, no pasa nada, mi candor. -Beso su cabeza. -Sigue durmiendo.

Ella suspira profundamente y me abraza con fuerza.

-No quiero... -Se niega a apartarse de mí. -¿Por qué no duermes?

Sigo con mis mimos en su cabeza.

-No te preocupes, descansa que dentro de unas horas estaremos unidos para siempre. -Beso su cabeza.

-Mmm... -Responde y siento que ella se vuelve a quedar dormida.

Yo no hago el intento de dormir, todo este rito me pone nervioso. ¿Por qué? Porque no quiero que nada salga mal. Una vez hayamos pasado por esta unión, podré volver a Mystic Falls y poner en cintura a Niklaus. También reuniré a la familia. Nada puede salir mal.

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Horas más tarde, dejo a Eloísa que se prepare mientras yo me aseguro que todo marcha bien. Hoy después de nuestra unión, iremos a casa.

-Te espero abajo, no tardes. -Le doy un dulce beso en los labios.

-Estaré ahí en 10 minutos. -Sonríe. -Ve...

Yo asiento con la cabeza y me marcho. Las confesoras están arreglando todo para nuestra ceremonia.

-Casi todo está listo, Elijah. -Edith se acerca a mí. -Nuestra Madre Confesora está preparando los últimos detalles.

La miro con desconfianza un rato.

-No temas, todo saldrá bien. -Me asegura con confianza.

Asiento con la cabeza. Mientras dirigo mi vista hacia otro lado, una confesora que he visto varias veces me llama al despacho de Serena. Sin decir nada, la sigo.

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