Capítulo 33 - Una oportunidad

41 8 7
                                    

Elijah

Nunca llegué a imaginar que lo que acabo de escuchar sería posible. Yo, un vampiro Original de más de 1000 años va a ser papá. Esto no puede ser, es algo que no puede suceder. Solo una persona me puede resolver la duda.

—Serena, ¿tienes algo qué contarme? —Pregunto serio. —¿Qué es todo ésto? 

Ella me mira y me invita a sentarme. 

—Tenemos mucho que hablar, vampiro. —Me dice ella.

—Te escucho. —Son mis palabras y procedo a sentar con ella. 

Suspira con resignación y niega con la cabeza.

—Cuando yo os conté la historia de la confesora y su ser predestinado, ¿me pusiste atención?

La miro a los ojos sin comprender lo que me está diciendo. Claro que le presté atención a todo, sobre todo porque Eloísa estaba a mi cargo.

—Veo que sigues sin entenderlo. —Mueve la cabeza de derecha a izquierda. —Yo te dije que ella estaba a destinada a ser mamá. Es nuestra naturaleza, ya no solo como mujer, sino como confesora. 

Procedo a interrumpirle en este momento.

—Pero yo no puedo tener hijos, Serena, ¿cómo es posible qué la haya dejado embarazada?

La Madre Confesora hace un ruido de disgusto.

—Todo es posible en nuestro linaje, Mikaelson. Sobre todo cuando se trata de un amor destinado a encontrarse. —Se levanta para salir a que le dé el aire. —Si tú no eres capaz de reconocer a tu propia sangre, te recomiendo que te alejes de Eloísa. —Se acerca a la puerta y la abre. —Su hermano Oliver, o yo podemos hacernos cargo de ella y del bebé que está esperando.

Ella cierra la puerta al salir y yo me quedo pensando en todo lo que acaba de pasar delante de mis ojos. 

—¡Eloísa! —Pienso en ella cuando me pongo de pie. 

Recuerdo su mirada asustada al saber que está embarazada y yo se lo puse peor cuando dude de que fuera mío. ¿En qué diablos estaba yo pensando? No puedo seguir aquí, necesito hablar con ella. Antes que pueda llegar a la puerta, Oliver, su hermano, entra y me impide el paso.

—Antes que vayas a buscarla, necesitamos hablar, Elijah Mikaelson.

Ambos nos miramos fijamente. No le conviene meterse conmigo en este preciso momento, necesito hablar con Eloísa.

—Mikaelson, mi hermana es una persona muy sensible, ten mucho cuidado con tus comentarios sobre este milagro. —Me coge del brazo. —Vuelvo a verla triste por tu culpa, pienso llevármela conmigo y no la volverás a ver.

Nuevamente esa amenza; Niklaus, Damon y ahora Oliver quieren apartarme de ella. Intento controlar la ira que está creciendo dentro de mí.

—Te agradecería que me quites tu mano de encima. —Me suelta sin hacer nada más y me deja pasar. —Apreciaría también que no me faltes al respeto. —Hago una pausa y sigo. —Otra cosa, no te metas en estos asuntos. —Mi voz suena bastante firme. —Ésto no es algo que tiene que ver contigo.

—Te equivocas, Mikaelson. —Me suelta él con molestia en la voz. —Ella es mi hermana pequeña, es una Salvatore y yo no la voy a dejar que sufra más de lo que ya lo ha hecho. 

No pienso seguir escuchando sus amenazas así que salgo de la cabaña donde me encontraba para buscar a mi mujer.

Con cada paso que doy, siento las miradas curiosas de los hombres y mujeres lobos de esta manada. Diviso a Serena que está hablando con el hombre que me dejó entrar a la vivienda hace unos momentos atrás.

Nada Que PerderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora