Nada Que Perder

Capítulo 2 - Elijah

Elijah

Desde que decidí rescatar a la joven que estaba siendo ofendida por unos hombres desagradables en la estación de autoservicio todo mi viaje cambió.

No fue mi intención traerla conmigo en el coche, pero hubo una acción que ella hizo que me dejó perplejo y actué sin pensar. Saqué a todos esos hombres molestos y terminé con sus vidas. No fue un almuerzo agradable, pero algo es algo. Todo lo hice en un abrir y cerrar de ojos. Cuando volvía al bar, la chica se desplomó y la cogí en brazos antes que se golpeara con el piso.

Ahora estamos aquí, en mi coche de camino a un lugar intermedio antes de llegar Mystic Falls, el pueblo al que nos dirigimos la muchacha inconsciente que va de copiloto y yo.

Una vez despierta, empieza hablar mucho. Sé lo nerviosa que está ya que los latidos de su corazón laten con mucha fuerza. Incluso su respiración es bastante irregular.

-¿Eso es sangre? -Es lo que Eloísa me dice en un tono exagerado.

No puedo evitar mirarme al espejo y frunzo el ceño. No puedo creer que no me haya limpiado bien del todo. Tengo un pañuelo de uno de mis bolsillos de la chaqueta. Mis intenciones son limpiarme, pero la joven que va de copiloto me lo arrebata. Con agua que saca de su bolso empieza a limpiarme la comisura de los labios y yo la miro con confusión.

-¿Han sido ellos? ¿Te han lastimado? -Pregunta mientras toma mi rostro y me gira para poder limpiar todo.

Su tacto es delicado. Ahora me acaba de venir a la mente como esa mano delicada fue capaz de doblegar a un hombre que me sacaba una cabeza. Sin que se dé cuenta, huelo su aroma mientras pasa el pañuelo por mis labios. Es humana, pero ¿qué fue eso en la estación de servicio?

-Lo... lo siento mucho. -Eloísa me saca de mis pensamientos. La cercanía que acabamos de tener, no puede pasar, nunca. Sin medir mis palabras le digo que no me interesan las jovencitas y ella se ofende. Normal, pero ahora prefiero mantener las distancias además yo soy mucho mayor que ella. No podría arruinarle así la vida a una mujer como ella.

-Mm.... Yo no estoy intentando ligar contigo... -Sus palabras salen bastante cortantes nuevamente. -Yo solo me he preocupado por si aquellos hombres te lastimaron cuando interferiste en nuestra discusión.

Un silencio incómodo invade el resto del camino mientras yo pienso la manera más adecuada para pedirle una disculpa.

-Siento mucho si te he ofendido. -Digo sinceramente.

No volvemos a interactuar hasta que le pregunto sus motivos para ir a Mystic Falls. Ella confiesa que su madre lleva desaparecida un mes desde que decidió ir a ese lugar y tiene familiares que podrían ayudar a encontrar a su madre. 

Miro disimuladamente mi reloj y estoy apunto de llegar al lugar acordado. Aparco en un sitio apartado, pero que pueda ver el coche y me bajo del asiento del piloto. Me doy la vuelta para sacar a Eloísa del vehículo para obligarla a que se quede aquí hasta que termine mi reunión con la persona de mi pasado que ha solicitado audiencia conmigo.

La muchacha que me ha acompañado en todo este trayecto está asustada y no me extraña. Se me hacía raro que ella no hiciera ningún comentario al respecto, pero eso no quiere decir que no haya notado lo nerviosa que se puso al despertarse y el ataque de pánico que está teniendo en este momento. Respiro para mis adentros y procedo a sujetarla para obligarla a hacerme caso. 

-Eloísa, por favor, no te muevas. -Hago que me mire tomando su barbilla con mi mano. -Escúchame, tengo que resolver un asunto importante y necesito que te quedes aquí.

Cuando los dos nos miramos a los ojos, siento que mis poderes no funcionan con ella. Eso hace que la agarre con más fuerza. Para calmar el miedo y la ansiedad que tiene ella, pongo una de mis manos libres por su rostro y la acaricio suavemente. Siento como ella se tensa al principio y empieza a temblar porque estoy convencido que piensa que voy hacerle daño.