Capítulo 24 - La decisión de Eloísa

48 7 10
                                    

Eloísa

Os juro que estuve a punto de morir cuando pensé que había convertido a Elijah en un zombie. Después de que él despertó y me dijo que estaba bien, pude respirar tranquila.

Ha pasado más de medio año que le conozco y yo no puedo vivir sin él. Llamadme loca, pero es así. No sé desde cuando me empezó a gustar y ahora, no lo puedo quitar de mi vida. En fin... Ahora estamos los dos juntos en su habitación. Me acaba de revelar sobre lo que yo ya sospechaba, las confesoras tienen hijas para seguir perpetuando su especie. Yo me levanto de la cama y doy vueltas por su habitación.

—Ésto parece la isla de las Amazonas. —Le miro. —¿No te parece?

Elijah me devuelve la mirada con un poco de confusión en los ojos.

—¿Hablas sobre la mitología griega? —Me pregunta. —En la mitología griega, las amazonas fueron una raza de mujeres guerreras que se destacaban por sus habilidades para cabalgar, por su coraje y orgullo. Ellas vivían en los límites exteriores del mundo conocido, se suele mencionar la ciudad de Temiscira en el mar Negro.

Yo me quedo un poco patidifusa, pero sé lo que dice. Yo conozco la mitología griega, pero yo en realidad hablada de la Mujer Maravilla.

—No hablabas de eso, ¿verdad? —Me analiza el rostro y sonríe negando con la cabeza.

—En realidad no, pero sí, conozco el mito de las Amazonas. —Intento aguantarme la risa. —Yo hablaba de Diana, la Mujer Maravilla.

 —Yo hablaba de Diana, la Mujer Maravilla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Él hace un gesto de entender lo que digo.

—Algo así. —Me hace un gesto con el ojo. —¿Qué quieres hacer?

Buena pregunta, ¿qué quiero? Sinceramente, no lo sé. Realmente tampoco me apetece quedarme mucho tiempo aquí.

—Elijah, no creo que debamos meternos en lo que la Madre Confesora hace o deshace en este lugar. Al fin y al cabo esto es suyo y lo regenta ella. No nos debe ninguna explicación.

Sir Mikaelson analiza mis palabras y luego asiente cuando coge mis manos.

—Está bien, no haremos nada. ¿Quieres qué nos vayamos ya?

Muevo mi cabeza en forma afirmativa. Creo que ya he aprendido lo básico y me urge ver a Stefan ya que no sé qué está pasando. También he de decir que me importa Rebekah, aunque apenas la conozco mucho.

La voz del hermano de Nik me devuelve al presente. Ahora que me fijo le veo pálido. Él necesita comer... Ya se han acabado las reservas de sangre que había traído.

Nada Que PerderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora