Capítulo 23 - ¿Elijah confesado?

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Elijah

Hace 4 horas atrás...

Eloísa y yo estuvimos entrenando un buen rato y todo se fue al garete cuando no medí mis palabras.

Sé que ella siente que no la amo lo suficiente y se equivoca. Es verdad que no suelo demostrar mis sentimientos con facilidad, pero después de la pérdida de uno de los más grandes amores de mi vida a manos de mi hermano Niklaus, decidí cerrar esa puerta.

Ahora no puedo evitar que Eloísa se marche de aquí pensando lo peor de mí. No deja que me acerque y cuando estoy apunto de ir por ella, me detengo. Sé que necesita espacio para pensar, aún es una niña que necesita conocer más del mundo.

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Unos minutos más tarde, después de ducharme y ponerme mi ropa, salgo a recorrer este misterioso lugar.

*************************************Unos minutos más tarde, después de ducharme y ponerme mi ropa, salgo a recorrer este misterioso lugar

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Llego al sitio donde encontré a Eloísa esta mañana. Como soy un vampiro, me muevo entre las sombras y las confesoras que están de guardia, apenas me notan. Cuando se descuidan, golpeo a una y luego a la otra. Las dejo sentadas al lado de la puerta y me dispongo a abrirla.

Mi sorpresa llega al entrar dentro, ya que es otra parte de esta fortaleza. Veo a muchas mujeres que con toda seguridad sé que son confesoras. Unas están en estado de gestación y otras tienen a sus hijas pequeñas. ¿Pero qué diablos es ésto?

-Tú no deberías estar aquí... -Me dice una voz que reconozco.

-Edith... -Sin voltear sé que es ella. -Quiero que seas tú quién me explique qué diablos es esto.

-Elijah... -Se pone delante de mí, sin temor a que la pueda lastimar, me reta con la mirada. -Vuelve con Eloísa, no se te ha perdido nada aquí.

Una pequeña niña se me acerca y se cuelga de mi pierna.

-Hola... ¿Quién eres? ¿Eres el esposo de mamá? -Me pregunta la niña.

-Rachel... -Edith intenta apartarme de la niña, pero yo soy más rápido y la cojo en brazos. -No te atrevas a hacerle daño.

Pongo los ojos en blanco y me presento ante la pequeña confesora, porque eso es lo que es.

-Mi nombre es Elijah... -Le sonrío a la niña. -Y no, no soy el esposo de tu madre.

-Oh... Entiendo... -Me mira a los ojos. -Te creo. ¿Puedes bajarme por favor? -Me demanda.

Yo asiento y la bajo. Al instante que pisa el suelo, corre hacia su madre, que no es otra que la mujer que tengo delante de mí. Yo me cruzo de brazos esperando una explicación razonable.

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